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El mejillón cebra no ha logrado aún salir del ebro

La alarma social desatada por la Confederación Hidrográfica del Norte al anunciar la presencia de mejillón cebra en el embalse de Lareo ha puesto de relieve el temor a esta especie invasora, considerada una de las más peligrosas del mundo tanto por los daños ecológicos como económicos que provoca. Dentro de Euskal Herria, el único río contaminado, de momento, es el Ebro.

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Iñaki VIGOR

Afalta de que en las dos próximas semanas se realicen nuevos muestreos, a día de hoy puede afirmarse que el Ebro es el único río vasco contaminado por Dreissena polymorpha, nombre científico del mejillón cebra. A pesar de que expertos y organizaciones ecologistas advierten de que su expansión por los afluentes del Ebro es cuestión de tiempo, los dos focos detectados en Araba y Nafarroa continúan en situación bastante estable, con colonias confirmadas en el salto hidroeléctrico de Puentelarrá -cerca del embalse burgalés de El Sobrón-, y en Lodosa y Tutera.

La propia corriente del río hace sospechar que todo el cauce del Ebro a su paso por Euskal Herria está contaminado por larvas. También han aparecido en el Canal de Lodosa y en algunas balsas de riego, concretamente en Cintruénigo. «Eso no es raro, y ya nos temíamos que iba a ocurrir, porque siempre hay gente que coge agua de aquí y de allí y transporta las larvas de un lado a otro», señala Jokin Larunbe, jefe de la Sección de Hábitats del Gobierno de Nafarroa.

El último mapa de afecciones elaborado por la Confederación Hidrográfica del Ebro recoge también su presencia en el río Arga, pero este dato todavía no se ha confirmado. Es cierto que el año pasado se detectaron algunas larvas de mejillón cebra cerca de Uharte, pero después no se ha podido ratificar su presencia.

«Con seguridad, el Ebro está contaminado, pero el Arga yo no lo daría por seguro. Las larvas que se detectaron el año pasado eran muy poquita cantidad, cuando los mejillones sueltan miles de larvas. Eso puede significar que en la detección hayamos podido cometer algún tipo de error, puesto que son larvas muy similares a las de otros animales», explica Jokin Larunbe.

Este especialista reconoce que se han quedado «un poco sorprendidos» por tan pequeña cantidad, «puesto que si realmente hubiera una colonia, ahora hubiéramos encontrado fácilmente incluso adultos, pero de momento no hemos hallado ni adultos ni más larvas».

Jokin Larunbe apunta la posibilidad de que las larvas detectadas el pasado año hayan desaparecido, y que uno de los motivos pudiera ser que se tratase de una colonia pequeña que estaba en aguas relativamente frías. «En inspecciones oculares no hemos detectado colonias de adultos en el Arga, pero igual dentro de dos semanas nos encontramos con que todo el río está colonizado por el mejillón cebra», matiza.

Y es que el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Nafarroa va a iniciar en los próximos días una campaña de muestreos en todos los ríos y pantanos navarros para conocer la situación actual, tanto de larvas como de adultos. El motivo de escoger estas fechas se debe a que los mejillones cebra comienzan a expandir sus larvas en el mes de mayo o principios de junio, y al cabo de dos meses es cuando se puede detectar su presencia.

«Este año no sabemos muy bien cómo está la situación -reconoce Jokin Larunbe-, por lo que todavía es un poco aventurado aifmrar algo concreto. Sabemos que la Confederación Hidrográfica del Ebro ha realizado muestreos en los embalses de Eugi, Irabia y Allotz, y no ha detectado nada. Tampoco en los ríos Aragón y Ega tenemos noticia de que haya mejillón cebra».

Teniendo en cuenta que la plaga todavía no se habría expandido por los afluentes del Ebro, su paso de la vertiente mediterránea a la cantábrica se prevé más difícil, pero tampoco se descarta. «Si fuese un animal que se expandiera por sí mismo, el cambio de vertiente sería complicado. El problema es que en esta especie su expansión está relacionada con la actividad humana, y por eso es muy difícil evitar que al final pase de una cuenca a otra -advierte el jefe de la Sección de Hábitats del Departamento de Medio Ambiente-. Aguas abajo de un río sí se expande por sí solo, pero la colonización de nuevos cauces no se debe a la acción de peces ni de aves, sino al trasiego de pescadores, bien con barcas o con aparejos. Es decir, dependen del factor humano, y eso es muy difícil de frenar».

Por eso, una de las acciones preventivas ha consistido en informar a las sociedades de pescadores sobre las características de este bivalvo y de la «gran facilidad» con que se expande, así como de los «buenos comportamientos» para evitar que lo haga.

«Solo podemos frenar su expansión»

La Sociedad de Pescadores Deportivos Río Arga se ha hecho eco de la campaña y ha distribuido un folleto con consejos a tener en cuenta antes de iniciar una jornada de pesca. Entre otras cosas más, recomienda no utilizar cebos vivos procedentes de otras aguas, informarse de si las aguas donde se va a pescar están o no infectadas de mejillón cebra, realizar un lavado «completo y exhaustivo» de las embarcaciones y utensilios utilizados, secar al menos durante una semana los útiles de pesca para garantizar la desinfección, e incluso lavar el circuito de refrigeración del motor de la embarcación.

«Con un buen comportamiento de la gente podríamos llegar a frenar la velocidad de expansión de este molusco, que es a lo que debemos aspirar. Nosotros estamos coordinados con la CHE y contratamos nuestros propios muestreos para cotejarlo, pero la mejor prevención -remarca Larunbe- es la detección precoz». Como dato positivo, apunta que, «a diferencia de los ríos de Europa central, los nuestros son de tipo mediterráneo y el régimen de aumento y descenso de la lámina de agua es más acusado, lo que significa tener un aliado ocasional».

«Después de que un río es colonizado por el mejillón -precisa-, el descenso del nivel de agua con el estío puede hacer desaparecer la colonia asentada. Pero dependerá de nuestro comportamiento el que vuelva a aparecer o no. La gente se tiene que concienciar de que no todo está perdido y que es posible evitar la colonización total de un río».

Pero también hay datos para el pesimismo. A pesar de que esta plaga está extendida por muchos países del mundo, ni uno solo de ellos ha conseguido erradicarla. Este animal tiene una gran defensa frente al ser humano, y es que no es comestible. Tiene la capacidad de almacenar en su organismo todo tipo de materiales pesados, y además se ha descubierto que también porta parásitos. Por eso, no deben comerse ni hervidos a altas temperaturas.

Se han probado muchos métodos, pero con escasos resultados

Una vez que el mejillón cebra invade una zona, es casi imposible eliminarlo. En los países que sufren esta plaga se han probado métodos manuales, químicos, termales e incluso ondas de radio, pero son muy costosos y no siempre satisfactorios.

En EEUU existe un pez que basa casi toda su dieta en la ingesta de mejillón cebra. Pero se trata de una especie que también se reproduce en grandes cantidades, y por tanto el remedio puede ser peor que la enfermedad.

Jokin Larunbe constata que, una vez instalado el mejillón cebra, es muy difícil evitar su expansión local. «Nosotros nos hemos documentado sobre sistemas para combatir esta plaga y parece que hay algunos métodos eficaces, sobre todo a cielo abierto. Por ejemplo, en los embalses parece que funcionan relativamente bien las modificaciones del nivel de la lámina de agua. En el caso de colonias pequeñas se suelen utilizar las mantas. Consiste -explica- en echar sobre estos moluscos una manta de un material especial que les quita el oxígeno y los mata por inanición y desoxigenación». I. V.

Un molusco no comestible y temido en todo el mundo

El mejillón cebra está considerado el molusco más temido del mundo. Durante la primera etapa de su vida es microscópico y flota, por lo que es fácilmente transportado por el agua. Además, resiste entre cinco y seis días fuera del agua, de forma que es capaz de recorrer largas distancias adherido a embarcaciones o a equipos de pesca que no se han limpiado. También resiste cambios bruscos de temperatura, pudiendo vivir entre los 0 y los 32 grados centígrados.

A pesar de su pequeño tamaño, que no supera los tres centímetros, tiene una increíble capacidad de reproducción. Una hembra fértil puede liberar entre 30.000 y 40.000 huevos al año. Su ciclo de vida es muy corto, de entre 24 y 30 meses. Por eso, sus conchas se van acumulando en capas con gran rapidez, hasta el punto de que en un solo metro cuadrado se pueden encontrar hasta 200.000 individuos.

Estas ingentes colonias de mejillón cebra filtran toda la materia viva del agua y a la vez generan un excremento que causa zonas de «aguas muertas». Es un fenómeno curioso, porque allí donde están se crean unas aguas muy transparentes, pero sin vida. Ello provoca destrucción de hábitats, cambios radicales en la estructura trófica y el desplazamiento o desaparición de bivalvos autóctonos.

En el caso de Nafarroa, una de las preocupaciones de los colectivos ecologistas y del Departamento de Medio Ambiente es que el mejillón cebra llegue a acabar con los pocos ejemplares que quedan de Margaritifera auricularia, una almeja de río comestible que está en peligro de extinción y que tiene en el Ebro la mayor reserva mundial.

En la Sección de Hábitats no tienen constancia de que esta almeja haya sido de momento afectada. «Pero tenemos miedo de que le afecte. Es una especie que en su tiempo debió de ser relativamente frecuente en nuestros ríos, pero hoy está en una situación muy crítica. En Navarra tenemos una población que no llega ni al centenar de individuos -informa Jokin Larunbe- y su futuro no es muy halagüeño».

De hecho, advierte de que la Margaritifera auricularia «corre riesgo de desaparecer», porque una de las características del mejillón cebra es que se adhiere a sustratos duros, en particular a conchas de otros bivalvos, y les deja sin materia orgánica y sin oxígeno.

En el río Ebro a su paso por Nafarroa ya han sido detectados algunos individuos de mejillones cebra instalados en conchas de estas almejas protegidas. «Como los mejillones se expanden con mucha rapidez, antes de que nosotros lo detectemos la colonia de Margaritifera auricularia puede acabar teniendo importantes capas de estos moluscos que las ahoguen, pero hoy por hoy -matiza- no podemos decir que haya sido afectada».

Los daños no son sólo de tipo ecológico, sino también económico, ya que esta especie vive tanto en agua dulce como salada y puede llegar a obturar infraestructuras de acometidas de agua, instalaciones hidráulicas, turbinas, motores de embarcación, desagües, depósitos, plantas potabilizadoras de agua, presas, azudes, acequias, canales de riego e incluso centrales térmicas o nucleares. De hecho, la central de Ascó ya tuvo problemas con esta especie invasora, y no se descarta que también ocurra en Garoña debido a su proximidad al embalse de Sobrón.

Las pérdidas económicas pueden ser multimillonarias. Un municipio catalán se gastó en un solo año 550.000 euros en reponer las tuberías colapsadas por este mejillón. I.V.

asentado en el ríovasco más caudaloso

El mejillón cebra procede de los mares Negro y Caspio. A partir del siglo XIX se extendió por Europa y en la década de 1980 empezó a invadir Norteamérica, donde ya ha colonizado gran parte del país. En julio de 2001 se detectó en la cuenca del río Ebro, pero todavía sigue siendo una incógnita el modo en que llegó hasta allí. No se descarta que lo hubieran diseminado en el embalse de Ribarroja (Catalunya), desde donde se habría expandido al pantano de Mequinenza (Aragón), donde poco tiempo después se confirmó la presencia de ejemplares adultos.

Ekologistak Martxan ya advirtió en marzo de 2003 que, si las administraciones públicas no adoptaban medidas tajantes, era inevitable la llegada de esta plaga a Euskal Herria. Y así ocurrió. Esta especie invasora llegó en 2006 a aguas vascas siguiendo el corredor del Ebro, pero lo curioso es que lo hizo por dos puntos diferentes: uno por el extremo oriental de Nafarroa y otro por el extremo occidental de Araba.

Uno de los mayores peligros es que esta plaga llegue a los embalses de Ullibarri, que abastecen a Gasteiz y a Bilbo y están conectados por tuberías subterráneas. Si estas tuberías quedasen obturadas, se generaría un problema de consecuencias imprevisibles. I. V.

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