La puesta en libertad sin cargos de Giuliano Cavaterra obliga a reiterar la reflexión sobre la actitud escasamente deontológica que aplican buena parte de los medios de comunicación cuando se trata de abordar la cuestión vasca. Cabe resaltar el ponderado titular de un editorial del grupo Correo. «Delito y cautela» rezaba el apunte que encabezaba la opinión del diario... sobre al último «calentón» legislativo de Nicolas Sarkozy para encerrar en «cárceles psiquiátricas» a reincidentes en delitos sexuales. Pero, por dar más usos a ese título, diremos que en el caso de Cavaterra la mayoría de los medios no aplicaron la consigna de la cautela que aconseja una situación que, por tantas veces repetida, debería ayudar a extraer lecciones sobre la fiabilidad de las informaciones que se vierten desde los ministerios y departamentos de Interior. La prudencia podría ayudar a desterrar esa repetida práctica del uso y abuso de la imagen de personas detenidas, que no condenadas. Pero cuando la fotografía del afectado se acompaña de un ejemplar de la revista de ETA «Zutabe», estamos ante una aportación gratuita a la literatura policial. La presunción de inocencia es un derecho fundamental a respetar por todos, pero en especial por los medios, que en las sociedades democráticas cumplen la labor fundamental de ofrecer información veraz.