Este año, las comparsas querían recuperar el Día del Disfraz pero, debido al mal tiempo y la poca presencia de gente disfrazada, no se pudo llevar a cabo. Esta jornada consistía en acudir disfrazado e ir de poteo por el Casco Viejo bilbaino.

Según los organizadores de esta iniciativa, «el programa festivo está lleno de actividades. Esta saturación puede tener repercusión también en la poca asistencia de gente disfrazada». También tuvo que ver mucho la lluvia en la suspensión.

Los representantes de las diferentes comparsas se reunieron a mediodía en la txosna de Txomin Barrote, entre otras cosas, para decidir qué hacer con El Día del Disfraz. Pese a que se vio a alguna que otra persona disfrazada, no fue suficiente para recuperar este día que años atrás sí se celebraba y que se quería recuperar en esta edición de Aste Nagusia. En lo que va de semana, diferentes actividades programadas han tenido que ser suspendidas empobreciendo las alternativas festivas. Ayer, les volvió a suceder un día más a los gigantes y cabezudos.

El tiempo no está acompañando. En este sentido, los comparseros admitieron que su paciencia está «rozando el límite». Igor Moreno, miembro de Txomin Barullo, aseguró que «es bastante `depre' que apenas haya parado de llover en toda la semana», aunque reconoció que «en cuanto se abre un claro en el cielo, la gente responde y acude al Arenal a disfrutar del ambiente festivo. El que sale por la noche tira de ganas y no le importa llegar a casa empapado».

También explicó que «una semana de lluvia te puede influir negativamente en el ámbito económico, lo que seguramente también tendrá sus consecuencias al programar las actividades del próximo año, por lo que las comparsas tendrán que hacer un sobreesfuerzo».