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Las chupineras retaron a la lluvia descorchando «agua de Bilbao»

Fue Ana Isabel Arciniega quien inauguró en 1978 la figura de la chupinera. Algunas de las comparseras que desde entonces han ocupado el cargo se reunieron ayer para lanzar su particular chupinazo.

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J.V. |

«Lo importante es que la gente tiene un montón de ganas, de disfrutar y de seguir con Aste Nagusia adelante. No es agradable, pero hay que tirar para adelante», invitaba ayer la chupinera de este año, Larraitz Cisneros, que se unió con otra docena más de chupineras que le han precedido en el cargo, para lanzar en el Arenal, y bajo una incesante lluvia, el chupinazo habitual que todas protagonizan en el ecuador de la fiesta. Pero esta vez no hubo cohete y lo celebraron descorchando, cómo no, «agua de Bilbao», con la que regaron a los presentes, ya bastante calados.

A pesar de las inclemencias del tiempo, las chupineras, ataviadas como manda la norma, derrocharon la alegría que se les supone. Reunidas primero bajo la txosna de Satorrak, luego acudieron a la carpa de los organizadores del Gastronómico, donde el conocido Marko hizo de animador. «Es un día muy especial porque nos juntamos todas, luego nos acercamos al Mercado de la Ribera, hay comida, concurso de rana...», explicó la propia Cisneros, que era arrastrada por la cadeneta que las chupineras montaron para asombro de los curiosos que, paraguas en mano, observaron la alegría de la que hacían gala; entre ellas, la más veterana, Adela, de Tintingorri, chupinera de honor en 1998 y que no faltó a la cita.

«Agua de Bilbao», caracoles en su salsa, bacalao y salmón fueron el almuerzo reparador de las chupineras, que tuvieron por delante un agotador día. A Larraitz Cisneros todavía le quedan tres jornadas más.

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