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Cuando la poesía se sube al escenario (I)

Josu MONTERO

Periodista y escritor

S e trata de que la poesía salte de las páginas de los libros, y a través de otras disciplinas artísticas se acerque a un público más amplio. Integrar la palabra poética con la música, con la presencia escénica y una cierta dramaturgia, con las artes audiovisuales, con las nuevas tecnologías de tratamiento y manipulación del sonido, con formas distintas de «decir» la palabra alejadas de la «declamación poética», con las artes plásticas, con la performance, con la danza... Hacer que la poesía establezca un diálogo con otras artes para ir un poco más allá. Y esto parece necesario en un género literario como la poesía, tan minoritario y del que la gente sigue teniendo una idea un tanto vetusta, si bien es verdad que en demasiadas ocasiones el género y sus practicantes se han ganado a pulso esta imagen popular estetizante y anticuada, ya que es fácil percibir rasgos preocupantes de anquilosamiento y de rigidez crónica en demasiadas iniciativas relacionadas con este arte.

No se trata, por tanto, de adornar, de ilustrar, la palabra con música, vídeo o nuevas tecnologías, sino de abrir un nuevo territorio de posibilidades. Estamos hablando de una nueva y diversa y plural y abierta disciplina que se ha dado en denominar: Spoken Word, Palabra Hablada, y que casi por definición ya es transgresora en tanto que desafía con mayor o menor radicalidad los establecidos límites de la literatura y plantea nuevas conexiones y vías de acercamiento entre variopintas disciplinas.

Lejos del decimonónico -¡y aún tan habitual!- rapsoda, de la declamación romántica y teatralizada -en el peor de los sentidos de este término-, o del formalista acompañamiento musical, la Spoken Word plantea una nueva forma de vivir la poesía actual desde la apertura y la experimentación.

Quizá es que estamos tan saturados de imágenes impactantes, sufrimos tal sobredosis de ellas, que de alguna manera, y de puntillas, poco a poco la palabra quiere volver a ocupar un lugar central. Por otra parte, muchos escritores, poetas especialmente, han percibido la energía, la intensidad, la capacidad de inmediatez de la música y se han acercado a los músicos para que éstos les ayuden a ir al centro de las cosas. De ahí que ese binomio poesía / música resulte básico en el Spoken Word.

A pesar de su relativa novedad entre nosotros, el Spoken Word cuenta ya con una rica tradición de décadas en los países anglosajones. Su origen se sitúa a caballo entre la vanguardia y la contracultura, lo que determina su naturaleza asilvestrada e inclasificable. Los experimentos con la voz y el sonido, así como los «recitales» públicos de futuristas, dadaístas y surrealistas están en el arranque del movimiento.

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