La reforma fiscal promovida por el Gobierno conservador francés entró ayer en vigor. Las moficicaciones fiscales, aprobadas en julio y ratificadas por el Parlamento el pasado 1 de agosto, tienen un coste cercano a los 11.000 millones de euros y pretenden «mejorar el poder adquisitivo» de los ciudadanos con diferentes recortes en las cotizaciones.

Una de las medidas es que las horas extraordinarias de los trabajadores públicos estarán exentas de impuesto, mientras que las de los empleados del sector privado lo estarán de cotizaciones a la seguridad social.

La reforma pretende que, según sus promotores, «ningún francés pagará en concepto de impuestos más del 50% de sus ingresos anuales, cuando hasta ahora el límite estaba en el 60%.