De la solidaridad al compromiso
Los ciudadanos vascos imputados en el macrosumario 18/98 se encuentran a la espera de conocer la sentencia de la Audiencia Nacional española y otros ciudadanos vascos, los procesados por el sumario contra el movimiento pro-amnistía, esperan la apertura de juicio. Los tribunales especiales siguen su curso con unas causas que, desprovistas de fundamento judicial, anclan sus raíces en una política basada en el principio de la negación de derechos. Como en anteriores procesos, como el que se llevó primero al banquillo y luego a la cárcel a jóvenes de organizaciones independentistas, la sociedad vasca ha expresado de las más diversas formas su rechazo a una ofensiva judicial que pone en cuestión el derecho a defender ideas y proyectos en situación de igualdad.
A través de manifestaciones masivas, de iniciativas sectoriales, de la gira nacional de «kaiera», de charlas y festivales... la ciudadanía ha mostrado su solidaridad con los encausados del «18/98 y más» y ha hecho suyo el llamamiento a dar carpetazo a unas causas que son un obstáculo manifiesto para avanzar hacia un nuevo escenario político en Euskal Herria. Ese aliento ciudadano ha acompañado a los procesados durante ese juicio-calvario, marcado por interminables sesiones y costosos viajes y estancias en la capital española.
Sin embargo, la solidaridad no puede por sí sola agrietar ese muro de contención a la libre decisión de la ciudadanía vasca que ha construido el Estado. El impulso de la ciudadanía sólo no puede conseguir que finalicen todas las agresiones ni garantizar que todas las personas puedan disponer de todos sus derechos. Sobre esa base firme de la voluntad de la ciudadanía se deben construir mecanismos de defensa que impidan que proyectos emanados del esfuerzo popular puedan ser derribados por la fuerza y se deben arbitrar compromisos que preserven el derecho de este país a dotarse de los medios que precisa para construir su futuro. Sin los corsés de las coyunturas y los intereses partidistas, es posible alcanzar un acuerdo social y político amplio para dejar atrás el escenario de la negación y habilitar un auténtico marco democrático.