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Raimundo Fitero

Silencios ruidosos

Cuando hay ruido, el silencio es simplemente el susurro del alma. Los hay que compiten con Rappel. El silencio y el ruido. Los augurios y las predicciones, ¿o son intuiciones ministeriales? Las bombas hacen mucho ruido y el polvo que dejan por detrás lo cubre todo. Me gustan como balan las ovejitas. Los urbanícolas nos dormimos a pierna suelta acompañados en nuestros ronquidos por los estruendosos ruidos de máquinas limpiadoras y autobuses urbanos pero nos desvela el cantar de una tórtola. Los cascabeles del gato nos desorientan, y cuando aparece el boom, entonces nos ponemos a pensar sobre la relatividad matemática, que es una de las muchas causas que nos impiden sistemáticamente convertirnos en agraciados con la primitiva.

Ya no hay más noticias. Ya no existen problemas, ni políticas, ni proyectos. Es ¡la bomba! Las series no penetran en la masa occipital, las sensaciones de los tomates son absolutamente desfasadas, escuchar a los políticos y sus marionetas es volver a repetir el viejo éxito del verano del setenta, el mando a distancia se atasca y en mi aparato de campaña lo veo todo en blanco y negro. Es más, algunas declaraciones parecen codificadas y necesito de traducción simultánea que solamente se me ofrece en idiomas ignotos, aunque al final uno habla en sánscrito y siento el poder de la revelación. Empieza La Liga. Los clubes de fútbol se han gastado más dinero que el PIB de algunos países que exportan cayucos.

Ya no importa la lluvia, ni la sed, ni el clima. Ahora todo es metafísica. Falta una semana para que acabe el mes de agosto. Empieza setiembre. ¿Cómo va la vendimia? No acabo de encontrar un hilo conductor. Los cohetes al subir hacen pum. Me gusta como balan las ovejitas, como vuelan las abejitas, como escucha mi orejita. Necesito una liposucción mental. En la madrugada todas las cadenas ofrecen programas calcados. Concursos de baja estofa. Llame y gane. Rasca y gana, marca y paga. Ramón García tiene coronilla y presenta un concurso infantil en horario nocturno. Es un programa familiar, o sea, un programa con niños y Ramón García. Le falta la vaquilla. Y la mantequilla. ¡Qué cosa más sosa!

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