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Floren Aoiz Escritor

El ministerio de la amenaza

Alfredo Pérez Rubalcaba suele ser visto como un individuo maquiavélico, un conspirador experimentado carente de escrúpulos. El hecho de haber aceptado el cargo de ministro del Interior del Reino de España dice mucho sobre su personalidad, y la gestión del proceso de paz y resolución de los últimos meses nos retrata a un nacionalista español intolerante, aferrado a las viejas formas represivas y amigo del «todo vale». Hay quien ha resumido sus planteamientos en una frase: ¿para qué pagar por algo que podemos lograr gratis? Es decir, ¿por qué afrontar cambios políticos si podemos obtener algo muy parecido a una rendición?

Con planteamientos como éste una solución política era muy difícil, y ahora Pérez Rubalcaba, que ha reconocido que el proceso prácticamente ni arrancó, busca una imagen dura, policial. Empeñado en predecir atentados, insiste en la apuesta represiva, y afina sus dardos apuntando a Batasuna. Si ETA actúa a Batasuna le irá mal, declara en la víspera del atentado contra la Guardia Civil en Durango. Es posible que Alfredo Pérez haya leído a Orwell y conozca los ministerios de «1984», por ejemplo el de la verdad. Muy orwelliana es, a fin de cuentas, la amenaza como respuesta a los problemas de naturaleza política.

Es triste que el Gobierno que alardeaba de un esfuerzo histórico para poner fin al conflicto recurra a los mismos métodos que hicieron fracasar a quienes les precedieron. Las promesas de audacia y valentía han quedado en humo, se desvanecen los aires de brillantez de estadistas dispuestos a pasar a la historia y triunfa la mediocridad del gendarme. Se impone otro vocabulario, otro tono, otro «talante». En Nafarroa hemos visto qué significa esta nueva etapa, y es posible que pronto lo sientan en sus propias carnes los dirigentes de EA e IU y quienes dentro del PNV no comulgan con Imaz.

En este ambiente Pérez Rubalcaba parece sentirse más cómodo y su protagonismo crece. Quizás es feliz en su ministerio de la amenaza. A Batasuna nunca le ha ido «bien» en esta falsa democracia, pero ¿cómo cree el ministro de la amenaza que le va a ir al Gobierno del PSOE si sigue por ese camino?

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