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A la carrera y con tropezones

Una mano para saludar a la Policía y otra para acercarse al «pueblo que trabaja». Los dos ingredientes de la receta de los 100 días de Sarkozy: seguridad y populismo Y de guinda, algún gesto mal calculado de los que no se arreglan con el fotoshop: el trueque de armas por enfermeras en Libia y las «vacaciones pagadas» en EEUU.

Maite UBIRIA

El presidente francés ha realizado una visita relámpago a Euskal Herria en la semana en que ha agotado su periodo de gracia. Su periplo entre Baiona y Donibane Lohizune resume a la perfección lo que han dado de sí esos 100 días de Nicolas Sarkozy en el Elíseo. Porque ante todo, el líder conservador se ha caracterizado por actuar a la carrera, lo que le ha valido más de un tropezón.

Con su ministra de Interior, Michèle Alliot-Marie de anfitriona, Sarkozy repartía su fugaz visita entre la comisaría de Baiona y el puerto de Donibane Lohizune-Ziburu. Una mano para estrechar lazos con la Policía, una referencia fundamental para llevar a cabo la batería de medidas coercitivas que ha aprobado Sarkozy al amparo de su abrumadora mayoría en la Asamblea Presidencial. La otra mano para buscar la imagen de presidente cercano, pegado al mundo del «ciudadano decente que trabaja», a la escucha de la «gente de bien». Los dos pilares del credo sarkozyano: seguridad y populismo.

Los primeros 100 días de Sarkozy arrojan el balance de un político hiperactivo, que tiene prisa por ofrecer resultados de su «contrato con Francia» y que no tiene escrúpulos en emplear todos los medios a su alcance para construirse una imagen de superpresidente en tiempo récord. La Asamblea Nacional se ha convertido en su principal banco de pruebas. Mientras los ciudadanos del Hexágono preparaban sus maletas para salir de vacaciones, el presidente se aseguraba de que la Cámara completara algunos de sus proyectos estrella. Bien es verdad que la suerte de sus iniciativas ha sido menos exitosa que lo que él mismo esperaba.

De este modo, el Consejo Constitucional ha puesto reparos a algunas de las medidas incluidas en el paquete fiscal presentado el pasado julio y aprobado por la Asamblea Nacional. En concreto ha echado por tierra la retroactividad de las medidas de desgravación de impuestos por el pago de hipotecas para la compra de vivienda. La medida estrella del paquete fiscal se ha frustrado, y no puede considerarse ello una mala noticia, habida cuenta de que se trataba de una propuesta, sin duda muy popular, pero que encubre una evidente intención de favorecer la vivienda en propiedad en perjuicio de las fórmulas que precisan los sectores menos favorecidos de la sociedad. Quizás durante la comida en Ziburu, Alliot-Marie pudo explicar al presidente que la alcaldía lohitzundarra vulnera una y otra vez la ley en lo que se refiere al cupo de vivienda social. Todo con tal de satisfacer las ansias adquisitivas de los que tienen más, que coinciden muchas veces con los que vienen de tan lejos como Sarkozy.

Los 100 días tienen una víctima olvidada: Ivan, un niño checheno que convalece en un hospital de Amiens después de caer desde una vivienda cuando, con sus padres, huía de la Policía que venía a expulsarles del país. Pero Sarkozy disfrutaba de unas vacaciones en EEUU. La factura, dice él, la han pagado sus amigos millonarios. Será verdad, como lo de que las enfermeras búlgaras a la que Gadaffi liberó «gratis»... a cambio de contratos de armamento y tecnología nuclear.

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