CAMPEONATOS DEL MUNDO
Osaka examina el atletismo a un año de los Juegos Olímpicos
Osaka ya ha levantado el telón y durante nueve días será el escenario del atletismo mundial. Carreras, saltos y lanzamientos retornan a Japón, 16 años después de Tokio, un marco demasiado cálido aunque ideal para los velocistas y complicado para los fondistas, enemigos de las altas temperaturas y de la humedad. Al cierre de esta edición el maratón daba sus primeros pasos como prueba inaugural de esta cita, ahora bianual, que llega en año preolímpico.
Miren SAENZ | DONOSTIA
Osaka, la tercera ciudad de Japón con una población de 2,7 millones de habitantes y el segundo centro industrial del país, acoge los Campeonatos del Mundo de Atletismo en el estadio Nagai, con capacidad para 50.000 espectadores y temor porque los datos apuntan a que no habrá lleno. Éste debería de ser el Mundial de esa generación que brilló hace dos años en Helsinki, con algunas excepciones, puesto que lesiones o suspensiones por atravesar la raya de lo no permitido, según los casos, impedirán la presencia de algunas de las estrellas que han iluminado el actual ciclo.
Sea como sea, el reparto del pastel apunta pocos cambios: la velocidad tiene pasaporte americano, el fondo se mantiene en África y Europa se conforma con lo que consiga en lanzamientos y concursos.
Sin Gatlin, doble campeón en Helsinki en 100 y 200 metros, pero apartado de las pistas por dopaje y coqueteando con el fútbol americano, los hombres llamados a disputarse el trono de la velocidad proceden de dónde siempre: Estados Unidos y Jamaica. Tyson Gay y Wallace Spearmon en duelo con Asafa Powell y Usain Bolt.
Gay, el hombre más rápido de la temporada en los 100 metros, contra Powell, el recordman de los 100. Gay en los 200 contra Spearmon, su compañero de entrenamiento, ambos a las órdenes de Lance Brauman, el técnico que esta temporada les ha dirigido desde la cárcel cumpliendo condena por estafa.
Gay, que corrió en los Trials de Indianápolis los 200 en 19.62, la segunda mejor marca de la historia tras los fabulosos 19.32 de Michael Johnson en Atlanta, y Spearmon, el subcampeón mundial, contra el jamaicano Bolt, el plusmarquista junior -19.93 en 2004-, que ahora con 20 años y 19.75 tiene mucho que decir en esa carrera.
Entre los velocistas sólo los reyes del hectómetro están en condiciones de soñar con los 100.000 dólares que se pagan por el récord del mundo, más los 60.000 por el triunfo. El de 200 habrá que dejarlo para más adelante, pero el de 100 puede mejorar mañana mismo. El escenario es perfecto -el marco de un Mundial, la segunda competición más importante para el atletismo después de los Juegos Olímpicos-, con una pista de la que se están escribiendo maravillas sobre su rapidez y los cuidados que le otorgan para que luzca en condiciones, apretará el calor y la rivalidad está servida.
Si Powell resulta vencedor se quitará un peso de encima. Al recordman nadie le discute su talento, pero en las citas importantes le ha pasado de todo y eso termina por pasar factura. El jamaicano, de 24 años, ha sucumbido a las descalificaciones (París'2003), a la presión que le relegó al quinto puesto en los Juegos Olímpicos y a las lesiones que le alejaron de Helsinki'2005. Pero de alguien que ha sido capaz de repetir incluso en tres ocasiones esos 9.77 que le representan se espera lo mejor, y lo mejor se obtiene en las grandes citas.
Con eso tendrá que lidiar Powell y también con que su principal rival ha llegado a Osaka esta temporada con mejores referencias que el plusmarquista. El campeón estadounidense es de Arkansas, tiene 25 años y acredita la mejor marca del 2007 (9.84) pero esta temporada llegó a correr en 9.76, por debajo incluso de la plusmarca más mediática.
El viento, que superó por poco el límite legal de los dos metros, le dejó sin premio. Sea como sea ninguno de los dos es Carl Lewis, ni Maurice Greene, dos gigantes de la gran competición, pero la juventud de ambos apunta al optimismo y la confrontación directa también invita a pensar en el récord.
Wariner y el 400
El 400, el otro tesoro de Michael Johnson, sigue mirando a Jeremy Wariner como su principal tabla de salvación en una prueba que el texano dominó con mano de hierro hasta su retirada y en la que su plusmarca, esos 43.18 que estableció en Sevilla, cumplen mañana ocho años.
Rozando los 40, los hará en setiembre, el maestro, que además es su agente, animaba a su pupilo desde la realidad: «Hay un largo camino entre los tiempos de Wariner (43.50 en la reciente reunión de Estocolmo) y mi récord, pero creo que lo batirá durante su trayectoria. Quizás no llegue en Japón pero lo puede conseguir en Pekín», dijo Johnson.
Wariner, de 23 años, actual campeón olímpico y mundial, sabe que el tiempo corre de su parte. «La pista es verdaderamente rápida, sería una suerte», asegura el hombre blanco más veloz del planeta que pasa desapercibido en su propia casa, la prueba viviente de que sus compatriotas ignoran cada vez más al atletismo, de que Estados Unidos adora el fútbol americano, el béisbol y el baloncesto, mientras el atletismo no encuentra el reconocimiento que todavía se le rinde en algunos lugares de Europa.
Si la velocidad apunta a la cantera inagotable americana, el fondo mira a la africana, especialmente a Etiopía por la regularidad y la calidad que demuestran gentes como Kenenisa Bekele o las hermanas Dibaba. Las delgadísimas representantes del altiplano firmarían por repetir sus actuaciones de Helsinki. Pleno en el 5.000 y el 10.000, en donde ocuparon los dos podios. El doblete de títulos fue para Tirunesh Dibaba, que hoy mismo entrará en escena con la prueba larga encargada de cerrar el programa de la primera jornada.
Siguiendo en África, los 3.000 obstáculos son el coto keniata o de los nuevos qatarís que viajaron desde Kenia, mientras el 1.500 sigue sin acostumbrarse a la retirada de El Guerrouj y sus marcas espectaculares. A cambio, un ex compatriota del mito, Rashid Ramzi, que corre con la camiseta de Bahrein, consiguió un doblete inédito hace un par de años en Helsinki al apuntarse el 800 y el 1.500. Será difícil repetir la carambola.
Entre los asiáticos, cabe destacar a Liu Xiang, campeón olímpico y plusmarquista de los 110 metros vallas. El chino pretende obtener la medalla que le falta en un Mundial al aire libre, después de colgarse el bronce en 2003 y la plata en 2005.
En los concursos sí hay protagonismo europeo como por ejemplo el de Blanka Vlasic, que ha proporcionado una de las buenas noticias de la temporada. La croata ha dado un poco más de aire al salto de altura, con esos 2,07 metros conseguidos este mes en Estocolmo que refuerzan su candidatura a un título y la esperanza de enterrar la vieja marca de la búlgara Kostadinova (2,09), que la próxima semana cumplirá veinte años.
Vlasic tendrá las habituales rivales: Bergvist, Hellebaut, y Slesarenko para darle alegría a la prueba. La que no tiene competencia es Yelena Isinbayeva, la saltadora de pértiga rusa que dadas las circunstancias y la diferencia con el resto siempre es la mejor. En los últimos cuatro años sólo ha perdido un par de veces. Como los títulos no constituyen ningún problema para ella, es la campeona olímpica y mundial, aunque acostumbre a celebrarlos como si fuera el primero, de Isinbayeva se espera que mejore su récord en cada puesta en escena.
La última vez que lo consiguió al aire libre fue precisamente en Helsinki, cuando se elevó hasta los 5,01 metros, el tope hasta ahora, rozando el delirio. Durante las últimas cinco temporadas ha batido 20 plusmarcas, 18 de la mano de Trofimov, su antiguo entrenador, y dos bajo las órdenes de Petrov, el preparador de Bubka.
Además está Carolina Kluft, la reina del heptatlón. La renuncia de Barber, centrada en la longitud, resta competencia a esta rubia explosiva que lo ha conseguido casi todo en la combinada pero se sigue divirtiendo.
Txema Romera debuta hoy en un Mundial al aire libre. El navarro correrá los 400 metros vallas de Bershawn Jackson, James Carter y Kerron Clement -el poderoso trío estadounidense- pero también de Félix Sánchez, el dominicano que dominó en Edmonton'01, París'03 y Atenas'04. Entonces enlazó 43 triunfos consecutivos hasta que las lesiones cambiaron su suerte. Ahora quiere volver a la pelea.
La Ejecutiva del COI, reunida ayer conjuntamente con el Consejo Directivo de la IAAF, reiteró su propuesta de elevar de dos a cuatro años la sanción por dopaje y quedar inhabilitados para los siguientes Juegos Olímpicos aun cuando se haya cumplido el período de suspensión. Esta propuesta se llevará a la conferencia que la Agencia Mundial Antidopaje celebrará en Madrid en noviembre.
Para un país que venera el maratón será una lástima no tener entre sus participantes a Paula Radcliffe, la mujer que llegó a correr los 42 kilómetros en 2 horas y 15 minutos. La inglesa, campeona en Helsinki, fue madre en enero y no ha llegado a tiempo para afrontar con garantías las exigencias de la distancia compicada por unas lesiones dorsales. También Ulrike Maisch, oro en el Europeo de Goteborg, ha causado baja en el equipo alemán.
En el masculino, la prueba inaugural, que comenzó a dar sus primeros pasos al cierre de esta edición, tampoco comparecieron el campeón olímpico Baldini y el mundial Gharib. Las lesiones se han cebado con fondistas y mediofondistas -no ha acudido Saaeed Shaheen a su cita con los 3.000 metros obstáculos-, pero también con los saltadores. El triple añorará al gran Christian Olsson y a Trecia Smith. En jabalina faltará la principal figura: Osleidys Menéndez, campeona olímpica y mundial, no podrá repetir la actuación que hace dos años en el mismo certamen otorgó a la cubana el actual récord mundial con el primer tiro.
A las bajas por lesión se han unido los expulsados por consumo de sustancias prohibidas. Rusia ha viajado sin una de sus recientes plusmarquistas y sin el máximo responsable técnico de la selección. Hace un par de semanas Valeri Kulichenko fue apartado del cargo al ser implicado en las prácticas de dopaje de dos lanzadoras de martillo: una de ellas la campeona europea Tatyana Lysenko, autora en mayo de los 78,61 metros que estaban pendientes de ratificación como récord mundial.
Otros nombres, que brillaron en el Europeo, también han caído en desgracia a causa de la testosterona. Las búlgaras Stombolova, oro en Goteborg, y Veneva, plata en salto de altura en la cita en pista cubierta de Birmingham, engrosan la lista negativa de la temporada, al igual que el mediofondista francés Lacasse en un escándalo que está salpicando a figuras del pasado. Mientras, el subcampeón mundial de 1.500 Adil Kaouch tampoco podrá defender su puesto en el podio. La IAAF le ha suspendido cautelarmente a la espera del contraanálisis. El marroquí fue campeón mundial junior en 1998, y terminó por hacerse famoso al efectuar labores de liebre en Sevilla'99 y Edmonton 2001 para su compatriota más lauredo, el ex rey del medio fondo Hicham El Guerrouj.
La velocidad ha perdido definitivamente a dos de su máximos referentes de los últimos años envueltos además en el escándalo. Ni Justin Gatlin, todavía actual campeón mundial de 100 y 200 metros, ni Marion Jones, la figura de la última decada, van a volver a dar espectáculo en el tartán.