Maite SOROA
Pocos amigos para una aventura
Ahora que se ha decidido, Rosa Díez va a experimentar el brusco cambio de temperatura que hay de los salones del Parlamento a la fría calle. Y los que ayer le jaleaban, le darán, poco a poco, la espalda. Iñaki Ezkerra, en «La Razón», alababa de Rosa «la solidaridad con las víctimas y la oposición a la negociación con ETA», pero advertía que «es este aspecto el que la acerca éticamente al PP, pero también el que la lleva a competir con éste en un momento en el que la competición es menos deseable que nunca, es decir en vísperas de unas generales en las que de lo que se trata es de sacar a Zapatero de La Moncloa». Empiezan las desconfianzas.
En el mismo medio otro habitual, Pablo Planas, también se lo pintaba oscuro: «El `radiocontrol' que pretenden ejercer Savater y otros activistas de `¡Basta ya!' es idéntico al experimentado en `Ciutadans', impulsado también por intelectuales que no han querido o podido ejercer una influencia constante y eficaz (...) más allá de haber dividido el voto no nacionalista. Y ése es el pronóstico más contemplado respecto al efecto que puede tener en la política española la irrupción de un partido que fragmentará aún más el mapa político español pese a que su propósito es reducir el peso de las formaciones nacionalistas». Y concluía: «el infierno está empedrado de buenas intenciones». Puf, qué mal color.
La daga de «El País» la empuñaba ayer Luis Rodríguez Aizpeolea, quien recordaba a Díez que «Defendió al PP frente al PSOE con el escaño socialista. En 2004, con el triunfo de Zapatero y la llegada de Jaime Mayor al Parlamento Europeo, se alineó con la política del PP de uso del terrorismo como arma de confrontación. Sus posiciones no las defendía en el seno del PSOE. Lo hacía sólo en los medios de comunicación. (...) sus posiciones en política antiterrorista de hoy son muy similares a las que combatió en su día a su antiguo enemigo, García Damborenea». Cosas de la memoria.
Y más cerca, en «Noticias de Guipúzcoa», la ponían también a caldo: «Rosa Díez nunca ha sido capaz de asumir la derrota de sus aspiraciones dentro del PSE y del PSOE. Como sucede con muchos conversos, no es una persona fiable y quienes estén dispuestos a sumarse a esa nueva iniciativa deberían estar prevenidos...». ¡Vaya panorama!