Europa y EEUU muestran sus angustias en la Mostra
El Festival de Cine de Venecia sigue su curso y ayer fueron tres los largometrajes a concurso proyectados, dos estadounidenses y uno italiano. De Palma criticó el papel de EEUU en Irak, Gilroy las multinacionales y Franchi ofreció una historia sobre torturados mentales.
Antonio LAFUENTE | VENECIA
Estadounidenses y europeos mostraron cómo siguen indagando en sus angustias existenciales en las tres películas proyectadas ayer en Venecia. Los trabajos revelaron que, mientras los primeros siguen explorando la guerra y las multinacionales, los segundos conti- núan con la tortura psicológica de matar al padre.
De la guerra habló Brian de Palma, que presentó su último trabajo, «Redacted», en la que enseña los excesos de Estados Unidos en Irak y la censura de los medios de comunicación norteamericanos sobre este conflicto. La trama gira en torno a la violación de una adolescente iraquí y el asesinato de toda su familia por parte de un grupo de soldados. Durante la rueda de prensa, De Palma denunció la ausencia en Estados Unidos de un verdadero periodismo cuando explicó que su trabajo «es un intento de llevar al gran público lo que sucede en Irak, ya que, a diferencia de lo ocurrido con la guerra de Vietnam, ahora los principales medios de comunicación no informan de la realidad». De Palma no ahorra esos horrores y muestra, aunque en la ficción, la vida de un escuadrón, formado por varios soldados.
Por lo demás, la película se inserta en lo que parece va a ser una ola de versiones de los filmes sobre Vietnam, con guión adaptado a la época actual; es decir, donde la selva tropical es sustituida por el desierto de Irak. Nuevas versiones probablemente necesarias porque, como ha reconocido Brian de Palma, EEUU «no ha aprendido la lección» de Vietnam.
La sociedad capitalista
De las multinacionales y la sociedad capitalista se encargó «Michael Clayton», del neoyorquino Tony Gilroy, que narra la historia de un mediador en una firma de abogados.
El mediador, «un hombre en crisis», según lo definió el actor que lo interpreta, nada más y nada menos que George Clooney, se enfrenta a una multinacional alimenticia cuyos responsables ocultaban a los ciu- dadanos que uno de sus productos estrella era cancerígeno.
En vista de cuál es la trama de la película, una periodista preguntó a Clooney en la rueda de prensa si podía explicar la contradicción entre la interpretación de su papel como «Michael Clayton» y el hecho de que anuncie Nespresso, propiedad de la firma Nestlé. Clooney respondió: «No me voy a disculpar con usted por ganarme la vida de vez en cuando...». Y, sin perder la sonrisa pero titubeante, continuó: «La verdad es que conozco mucho trabajo que la gente boicotea en países, sabe, en Sudán... Así que no voy, sabe, a tratar de reconciliar esas dos respuestas... Yo trabajo... Bueno, realmente, no tengo una respuesta para usted a esa clase de pregunta irritante...».
De matar al padre y mostrar las angustias existenciales de los europeos se encargó el director italiano Paolo Franchi con su filme «Nessuna qualità agli eroi», en lo que más parece una película típicamente francesa sobre torturados mentales. La trama gira en torno a dos hombres, uno de mediana edad y otro más joven, que se identifican en el odio a sus padres, motivo que lleva al primero a dejar a su mujer y a declararse como autor de un asesinato que perpetra el segundo.
Dos grandes del cine fallecidos este verano, Ingmar Bergman y Michelangelo Antonioni, no han sido olvidados por el festival de cine veneciano, aunque el lugar elegido para situar una exhibición de fotos en su homenaje sea el pasillo de acceso a un retrete. La muestra en sí, denominada oficialmente «Homenaje a Antonioni y Bergman. Fotografías del Archivo Histórico de la Bienal», tiene también la peculiaridad de que lleva más tiempo leer su nombre que verla, pues se limita a dos fotos de gran tamaño en la que figuran ambos difuntos ilustres.
También recuerda en un texto los honores que les han valido este homenaje. El sueco Bergman se llevó en 1959 un Premio Especial del Jurado con «El rostro» y un León de Oro a su carrera en 1971. Este mismo trofeo honorario lo recibió en 1983 Antonioni, que se alzó en 1964 con otro León de Oro al mejor filme, por «El desierto rojo», y presidió el jurado del certamen en el año 1984.
Pese a su inusual ubicación, la muestra tiene garantizada la asistencia de público, ya que el excusado es el único en los alrededores.
GARA
De Palma afirma que su filme es «un intento de llevar al gran público lo que sucede en Irak, ya que, a diferencia de lo que ocurrió con Vietnam, los principales medios no informan de la realidad»