Tres meses de intensos combates ha necesitado el Ejército de Líbano para acabar con la resistencia de decenas de milicianos del grupo Fatah al-Islam y recuperar el control del campamento de refugiados palestinos, en ruinas a causa de los bombardeos de tanques y artillería, en el que se habían atrincherado en mayo.

Las fuerzas de seguridad libanesas anunciaron haber terminado con la resistencia de Fatah al-Islam horas después del inicio de una importante ofensiva que se saldó con la muerte de 39 combatientes y la captura de una veintena más, cinco de ellos, heridos. La ofensiva comenzó de madrugada cuando los atrincherados atacaron las posiciones del Ejército y decenas de milicianos -se calcula que quedaban unos sesenta- trataron de huir del campamento atravesando el cerco militar que rodeaba Nahr al-Bared y con la ayuda de un comando exterior. «Era una operación suicida, un intento desesperado de huir», aseguró un portavoz militar a AFP.

El final de los enfrentamientos entre las tropas libanesas y la organización Fatah al-Islam, que obligó a abandonar el campamento a los más de 31.000 refugiados palestinos que vivían allí, fue acogido con muestras de alegría en los alrededores.

Miles de personas se fueron acercando, a pie o en coche, hasta Nahr al-Bared mientras los soldados que tomaron el control del destruido campo disparaban al aire en señal de victoria. «Los disparos que se escuchan son tiros de alegría. El campo cayó», anunciaba un funcionario libanés.

Los habitantes de la zona hacían sonar las bocinas de sus vehículos y ondeaban banderas libanesas. Los soldados se abra- zaban y felicitaban haciendo la señal de la victoria, entre gritos de apoyo de la muchedumbre.

Rastreo

Mientras unos celebraban el fin de los combates, los efectivos militares seguían rastreando las montañas de los alrededores del campamento para tratar de capturar a los milicianos que hubieran podido huir, entre los que podría estar el líder de Fatah al-Islam, Chaker al-Abssi. El Ejército cerró las carreteras que conducen a Siria, única salida terrestre del país.

Además, los soldados rastreaban minuciosamente las ruinas del Nahr al-Bared, plagadas de minas y artefactos explosivos.

En la última fase de esta batalla, los combatientes islamistas se habían atrincherado en los refugios subterráneos, verdaderas fortificaciones construidas en los campamentos de refugiados palestinos de Líbano capaces de resistir las incursiones aéreas israelíes.

En los últimos días, el Ejército libanés había rechazado la evacuación de los heridos solicitada por los milicianos de Fatah al-Islam después de la salida, el 24 de agosto, de las esposas e hijos de los combatientes, que eran los últimos civiles que permanecían en su interior.