Ni los unos lo necesitaban, ni los otros lo merecían
Beñat ZARRABEITIA
El Athletic no jugó bien en Barcelona. Es una realidad objetiva. De hecho, se pasó toda la primera parte a merced del Barcelona aguantando el chaparrón en su trinchera defensiva. Pero así es el fútbol. Lo que no es de recibo es padecer semejante trato arbitral. Megía Dávila es reincidente en sus errores en contra de los rojiblancos. Seguir soportando arbitrajes así es una losa casi insuperable.
El penalti fue de vergüenza. Iraizoz no toca a Henry y es éste quien deja la pierna en busca del contacto, tanto que casi le parte la cara al portero. Si esto fue grave, lo del no gol de Toure fue escandaloso. El balón no entró, pero al asistente le entró el síndrome del tanto no validado a Michel en Mexico'86. Ahí se acabó el partido. A los culés no les hacían falta semejantes ayudas y el Athletic pagó un peaje altísimo. Aún así, dentro de un tiempo seguro que habrá algún iluminado que hable de los `favores' de Villar.