Es un pezqueñín, pero sus gestas son como tortazos de Mazinguer Z. Así es él, de poca espalda, pero así está: como un jabato. A veces de la nada al cielo va menos que de aquí a Milagro. Y allí está Fito, en los celestiales, aunque no de milagro. Le daba a la guitarra con los Platero en eternas tardes de ensayo. Y, total, para qué. Si acaso por eso del bolo casual. Pues nada, a beber y cantar en no sé qué plaza y con el riesgo de que el micro te pegue un beso de medusa. Pero ya no. Ahora todo rula, va sobrado, como en los últimos años de Platero. Para comprobarlo, pásese este sábado por Milagro, Nafarroa, a las 22.00 h. Local: donde vaya la multitud.