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«Antes que nada está mi trabajo; es lo único que no me fallará»

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Antonia San Juan, Actriz, directora y guionista

A los 19 años ya tenía muy claro que lo suyo era la interpretación. Viajó hasta Madrid, donde comenzó a trabajar. Saltó a la fama bajo las órdenes del cineasta Pedro Almodóvar en «Todo sobre mi madre». El éxito de la anterior, «Otras mujeres», ha impulsado «Las que faltaban», que ahora presenta en Bilbo.

 

Antonia San Juan ha presentado la obra con la que lleva de gira dos años, «Las que faltaban». Se estrenó en febrero de 2005 y desde entonces no ha parado de llenar teatros. Un sinfín de personajes femeninos, cada uno con sus propias vivencias, con su bagaje de vida y su saber. Ninguna mujer está repetida durante la hora y media de duración, todas son únicas. Es la primera vez que visita Bilbo y estará en cartel del 6 al 9 de setiembre, en el Euskalduna.

¿Cómo son las mujeres que interpreta en la obra?

El espectáculo arranca con una soprano. Con ella se entremezcla la risa, el llanto, la impotencia o la enfermedad. Después, aparece un noticiario televisivo, muy frío. En él se narran una serie de historias trágicas contadas con toda naturalidad. Me llama la atención que nos horrorice escuchar palabras como «coño», y que luego a nadie le resulte escandaloso ver en las noticias cómo se ha estrellado un coche y nos enseñen imágenes de restos humanos. A continuación, una mujer habla sobre los malos tratos que sufre; le vienen de herencia porque su madre no dejó tampoco al maltratador que vivía con ella. Luego sale una enferma mental que en realidad no le pasa nada. Todo está mezclado. Yo he elegido los monólogos y me gustan. No doy tregua a quedarse con el personaje anterior, los cambios son muy rápidos.

¿Estos personajes imitan quizás la realidad?

Expongo un estereotipo de mujer, la descubro y hago que se enfrente a los problemas para ser libre. La libertad de expresión no existe y la sexual tampoco. Todo esto lo narro desde una manera divertida y graciosa. Los 80 fueron para mí un sueño, pero todo sigue igual. Lo único que ha cambiado un poco ha sido el envoltorio: enseñamos las piernas o el culo. Yo he comprado mi libertad, no me muerdo la lengua; mientras haya un cuadrado donde subirme y un público, seguiré hablando. La mujer más moderna es la que más lee, no la que enseña las tetas. En mi caso, antes que nada está mi trabajo, es lo más importante, porque es lo único que no me fallará y con él nunca me sentiré sola.

¿Actualmente cuál es el lugar del teatro?

Vivimos el momento de la telebasura. Los actores tienen en el teatro la licencia de decir todo lo que quieran. En la televisión no podría decirlo porque después no me contratarían en ningún lado, pero el del teatro es otro mundo. Hay que tener siempre presente el concepto del espectáculo. He estado anteriormente aquí, por los alrededores, y me ha gustado volver porque se puede apreciar que éste es un público que entiende de teatro.

De cara al futuro, ¿tiene alguna obra entre manos?

«Otras mujeres» fue un apunte de la obra «Las que faltaban» y en febrero de 2008 está previsto que se estrene «No estoy sola», la tercera parte.

Ianire RENOBALES

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