La nueva Rusia
Putin nombra como primer ministro a un desconocido a seis meses de su sucesión
El inquilino del Kremlin ha vuelto a sorprender. Cuando todos esperaban que desvelara el nombre de su sucesor aupándolo como primer ministro, vacante desde ayer, hete ahí que postula a un «apparatchick» desconocido.
GARA | MOSCÚ
El presidente ruso, Vladimir Putin, decidió nombrar a Viktor Zubkov, un desconocido, como nuevo primer ministro, arrojando aún más dudas sobre la elección de su eventual sucesor para las Presidenciales de 2008.
Tras meses de especulaciones, la situación se ha embarullado bruscamente con el anuncio ayer de la dimisión del hasta ahora primer ministro, Mijail Fradkov. Sin dar prácticamente tiempo a digerir la noticia, Putin sorprendía horas después presentando la candidatura de Zubkov, especialista del Ministerio de Finanzas en la lucha contra el blanqueo de dinero, para la jefatura del Gobierno ruso en los próximos meses.
A primera hora de la mañana, Mijail Fradkov, un tecnócrata discreto y leal al Kremlin que ha detentado el cargo en los últimos tres años y medio más como administrador y técnico que como político, dimitía «para que usted (Putin) tenga libertad total en sus (futuras) decisiones y nominaciones».
Ni falta le hace a Putin que le recuerden que tiene «libertad absoluta». En uno de sus quiebros característicos, dejaba a todos con la palabra en la boca
El diario de negocios `Vedemosti' adelantaba en su edición matinal que el viceprimer ministro y ex ministro de Defensa, Sergei Ivanov, «podría ser nombrado primer ministro de forma inminente (...) La cuestión está prácticamente decidida».
«Apparatchik» petersburgués
Pues resultó que no. Con Zubkov, Putin elige a un miembro del clan de los «petersburgueses». El nuevo primer ministro, que será aclamado el viernes por la mayoría aplastante que ostenta el Kremlin en la Duma , trabajó a las órdenes del hoy inquilino del Kremlin cuando éste dirigió el Comité de Relaciones Exteriores de la Alcaldía de San Petersburgo.
Su biografía es la de un apparatchik soviético ordinario. Dirigió en su día los sovjoses (granjas colectivas) en la entonces región de Leningrado. Tras su experiencia en San Petersburgo bajo el mando de Putin, una vez aupado éste al Kremlin, fue aupado a la cabeza del Comité de Vigilancia Financiera, encargado de la lucha contra el blanqueo de dinero.
En su habe se incluye la decisión del Grupo de Acción Financiera -organismo intergubernamental para la lucha contra el blanqueo de dinero- de retirar a Rusia de su lista negra. Lo logró con la adopción de una serie de medidas legislativas bien acogidas por la banca rusa.
No faltan analistas que recuerdan que Zubkov es una buena elección para controlar las finanzas de los partidos políticos justo cuando Rusia está inmersa en varios meses de campaña electoral intensa.
Tras la «revolución naranja» en Ucrania en 2004, la ingerencia occidental en la política rusa se ha convertido en una obsesión para el Kremlin, que ha impulsado todo un paquete de leyes que complican la financiación de los partidos, sobre todo de la oposición liberal, por fondos extranjeros. En este caso, la labor encargada a Zubkov sería conjurar cualquier eventual intento de repetir el modelo de las «revoluciones de colores» registradas en Georgia y Ucrania en el escenario ruso.
Maniobras sucesorias
De lo que no cabe duda es de que esta remodelación del Gobierno marca el pistoletazo de salida de las grandes maniobras para que Putin, a quien la actual Constitución impide presentarse a un tercer mandato, nombre a su sucesor. Lo que no está claro es cuál es el verdadero papel otorgado a Zubkov en este esquema. Buena parte de los analistas lo tienen muy claro. Evgeni Volk, analista de la fundación Heritage, asegura que la edad del primer ministro, 65 años, le excluye en la carrera al Kremlin.
«Esta elección no es una solución al dilema, sino el retraso para más tarde de la verdadera elección», asegura Julia Latynina, periodista y editora considerada «independiente».
«Si Putin hubiera nombrado a Ivanov primer ministro, habría querido decir que es su sucesor. Pero él odia precipitarse y si se ve forzado, toma decisiones de compromiso», añade.
Similar opinión mantiene el politólogo Vitali Tretiakov. «Me atrevo a jurar que Zubkov no será el próximo presidente de Rusia. No es el primer candidato para la dirección del país».
Equilibrio entre clanes
Redactor jefe de la radio Eco de Moscú, Alexei Venediktov apunta a otra teoría para explicar el movimiento de Putin. A su juicio, su decisión de cambiar el Gobierno responde a un deseo de «despejar el terreno para ayudar a una reconfiguración de los clanes».
Venediktov se refiere a las luchas internas entre liberales, siloviki (personalidades políticas provenientes de los servicios secretos) u petersburgueses (villa natal de Putin). Luchas que estarían lejos de haber acabado y ante las cuales «nadie, salvo el propio presidente, conoce quién será su sucesor».
Lo único claro es que Putin parece no haber optado por seguir la tradición que le encumbró a él mismo a la Presidencia. Una tradición por la que la nominación al cargo de primer ministro es considerada como el último paso antes de la Presidencia. En agosto de 1999, el propio Putin fue propulsado desde su cargo en el servicio secreto a la jefatura de Gobierno por Boris Yeltsin, quien el último día de diciembre de aquel año anunció que abandonaba y proponía a su delfín para las elecciones presidenciales que tuvieron lugar tres meses después, en marzo de 2000, en plena guerra contra Chechenia.
A la hora de hacer pronósticos, pocos analistas osan ya ser contundentes aunque la mayoría de ellos insisten en que el ex ministro de Defensa Ivanov es el probable delfín de Putin.
Al igual que este último, Ivanov, 54 años de edad, es un veterano del KGB, el servicio secreto soviético, y también originario de San Petersburgo.
Las imágenes de ambos jugando a voleibol con la complicidad de las cámaras durante un viaje la semana pasada a Kamtchatka, en el extremo oriente ruso, no han pasado tampoco desapercibidas.
«Un primer paso hacia la entronización de Sergei Ivanov», aseguró entonces Eduar Limonov, líder del Partido Nacional Bolchevique.
Los analistas más cercanos al Kremlin no difieren esencialmente de esta opinión pero se tientan la ropa. Y, visto lo de ayer, parecen atinar más. «Actualmente, Ivanov es el sucesor más probable. Pero, al fin y al cabo, no son más que rumores. Hay dudas sobre la fórmula a la que Putin recurrirá finalmente para nombrar a su sustituto», recordaba Sergei Markov antes de la vorágine de ayer.
¿Hombre para un interregno?
Con todo, no falta quien insiste en que Zubkov podría ser el hasta ahora tapado delfín de Putin. Argumentan que su edad podría ser una de sus grandes ventajas como presidenciable: difícilmente se postularía a un segundo mandato en 2012, cuando Putin, de acuerdo con la Constitución, podría volver a presentarse como candidato.
Esta línea de análisis destaca además el papel del nuevo primer ministro en el caso de la petrolera Yukos y el encarcelamiento del oligarca Mijail Jodorkovski. Un papel que representaría un seguro adicional para Putin en caso de que este asunto amenazara su posición cuando abandone el Kremlin.
El director del Instituto de Estrategia Nacional, Stanislav Beltkovski, destacó que Zubkov, ha conseguido reconciliar a los dos principales bandos del Kremlin, algo que ni el duro Sergei Ivanov ni el otro posible delfín, el «liberal» y también viceprimer ministro Dimitri Medvédev, habrían logrado. Para Gueorgui Satarov, director del Centro de Estudios Políticos INDEM, Zubkov no es más que «una figura idónea para proteger el trono en los tiempos inciertos entre las dos presidencias».
El inquilino del Kremlin mantiene la iniciativa de cara a la larga campaña electoral con vistas a las legislativas de diciembre y las presidenciales, previstas para marzo.
El Ejército ruso presentó el martes en televisión a bombo y platillo la prueba de una nueva bomba de implosión de siete toneladas de peso. Conocida también como bomba de vacío, es una bomba convencional que. al explotar, dispersa en el aire un combustible pulverizado que se mezcla con el oxígeno y, al ser detonado, incinera todo lo vivo, con el efecto añadido de una onda expansiva supersónica y una altísima presión.
Esta tecnología mortífera fue inaugurada por EEUU en su guerra contra Vietnam, que la bautizó con una cruel ironía como «corta-margaritas».
Pese a contar con una tonelada de peso menos que su homóloga estadounidense, el Ejército ruso asegura que es cuatro veces más potente que aquélla y la supera veinte veces en superficie afectada, creando una temperatura dos veces más alta en el epicentro de la explosión. Todo ello gracias a un nuevo tipo de explosivos desarrollados con nanotecnología.
«Los resultados de las pruebas han mostrado que por sus efectos es comparable a una bomba nuclear», anunció ufano el general Alexandre Ruchkine, portavoz del Estado Mayor ruso.
Canal 1, que emitió imágenes del lanzamiento de uno de estos engrendos por un bombardero estratégico Tu-160 y su explosión en tierra tras descender en paracaídas, aseguró que si el Pentágono bautizó a su bomba «la madre de todas las bombas», los científicos rusos han respondido presentando la suya como «el padre de todas las bombas». Según varios medios locales, tanto la URSS como Rusia han empleado bombas de vacío contra objetivos ocultos en cuevas en sus gerras contra Afganistán y Chechenia.