VUELTA Undécima etapa
El tren del Milram impulsa a Petacchi hacia la victoria
El esprinter italiano no falló esta vez y se impuso con claridad. «He pasado un verano infernal», señaló.
GARA | ALGEMESÍ
Alessandro Petacchi (Milram) se anotó la duodécima etapa de la Vuelta que se disputó entre Oropesa del Mar y Algemesí, de 191 kilómetros, una victoria especial para el italiano, que cayó en el ostracismo de las llegadas masivas ante la racha victoriosa de Óscar Freire, en una jornada en la que Denis Menchov mantuvo sin problemas el maillot oro de líder.
Petacchi, de 33 años, necesitaba «como el comer» un éxito en la Vuelta, después de una larga travesía desde el pasado Giro, en la que se vio involucrado en un caso de presunto dopaje por salbutamol. El ciclista de la Spezia volvió a levantar los brazos, imagen que ha repetido en la ronda española 18 veces, casi las mismas que en el Giro.
El italiano se adelantó a Bettini y a Zabel. «He pasado un verano infernal y ahora espero seguir con mi carrera», señaló Petacchi.
La jornada de transición por tierras de Levante fue un alivio para los favoritos y pasaron otra hoja del calendario con Menchov al mando.
No todos quisieron cubrir el expediente. En un terreno bastante pestoso, con muchos toboganes en el recorrido, dos habituales en las fugas, García de Mateo (Relax) y López Gil (Andalucía) madrugaron para la aventura y se marcharon en el kilómetro ocho.
Juntos superaron los puertos de Marianet (3ª) y Chirivilla (2ª), únicos alicientes por la llanura valenciana. A golpe de sudor, fueron abriendo diferencias hasta llegar a una máxima de seis minutos en el kilómetro 57. Pero la empresa no era fácil. Bajo un amenazante cielo gris, la anunciada lluvia se quedó en cuatro gotas, el pelotón se puso las pilas para preparar una llegada masiva. A 50 de meta estaba claro que no aguantarían tres minutos de renta.
El Milram de Petacchi y Zabel y el Lampre de Bennati tomaron el mando de las operaciones y controlaron la escapada para poner el rejón final a nueve kilómetros de Algemesí, llegada inédita de la Vuelta.
Con el grupo a toda máquina, el T-Mobile provocó un corte en el pelotón. No todos podían aguantar a 65 por hora. Luego el Milram puso a cuatro corredores en fila para colocar a Petacchi. Maniobra esta vez perfecta que contó con Zabel como preparador de lujo. El alemán lanzó el esprint a 300 metros, se apartó, y por el centro, apareció Petacchi para lograr imponer su ley, la que le llevó a tomar el testigo de su compatriota Mario Cipollini en materia de velocidad.
El italiano había vuelto al podio, su hábitat natural. Con el Mundial a un paso, el horrible verano puede dar paso a un dulce otoño.
Por su parte, el navarro Egoi Martínez, escapado al inicio de la jornada, se golpeó el coxis y el escafoides en una caída, y, aunque magullado, pudo acabar la etapa.