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OCUPACIÓN Y RESISTENCIA EN IRAK

Bush no convence con su anuncio de repliegue parcial de Irak

Al anunciar el limitado repliegue del actual contingente ocupante en Irak, Bush deja de hecho a su sucesor el encargo de lidiar una guerra que él empezó y se prepara para pasar a la historia como el presidente más impopular de la era moderna en EEUU.

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Dabid LAZKANOITURBURU

El presidente Bush anunció el jueves por la noche (madrugada en Euskal Herria) en alocución televisada un repliegue limitado de aquí a julio de 2008, haciendo suyo el plan del general que comanda las fuerzas ocupantes en Irak, David Petraeus. Un plan que, según el Pentágono, supondrá la retirada de al menos 21.500 hombres.

El repliegue comenzará con el no reemplazo de 2.200 marines que deben abandonar la provincia de Al Anbar en setiembre. Otros 5.700 soldados dejarán el país para Navidad. Y, en julio de 2008, el número de brigadas de combate se reducirá de 20 a 15.

Ello no supone más que reducir el contingente al nivel que tenía en enero de 2007, cuando Bush se enfrentó a la opinión pública estadounidense y anunció el envío de un refuerzo de 30.000 efectivos para tratar de incrementar la seguridad, preferentemente en Bagdad. Actualmente, EEUU tiene un contingente de aproximadamente 168.000 soldados en Irak.

Con esta decisión, Bush convierte un hecho esperado en una realidad histórica: el actual inquilino de la Casa Blanca dejará a su sucesor el envenenado encargo de concluir una guerra que él inició y sobre la cuál será juzgada su Presidencia.

Los expertos aseguran que a quien le suceda no le queda otra esperanza que encontrarse con el menos malo de los posibles escenarios en Irak. Y es que Bush ha bendecido un plan que supone que habrá 100.000 soldados en Irak seis meses antes de que abandone la Casa Blanca, en enero de 2009.

Los expertos aseguran que el presidente estadounidense no tenía otra elección, salvo afrontar el alto riesgo político de prolongar la estancia de las tropas en Irak, ya que las capacidades de rotación de la Armada estadounidense están al límite. Recuerdan, con todo, que a estas alturas Bush no iba a comenzar a preocuparse por su popularidad, él, que siempre ha asegurado guiarse por los principios y no por las encuestas.

Bush, que insiste en estar convencido de que «hace lo que hay que hacer», corre, empero, «un gran riesgo, pasar a la historia como el presidente más impopular de la era moderna», sostiene Charles Kupchan, experto del Consejo de Relaciones Exteriores.

A la sombra de lyndon johnson

Empantanado en Irak, Bush tiene todas las opciones de entrar en la galería de presidentes estadounidenses no al lado de Franklin Roosevelt, honrado en EEUU como el vencedor de la Alemania nazi y del Japón Imperial, sino junto a Lyndon Johnson, a quien se recuerda por la retirada de Vietnam.

Y eso que Bush nunca ha ocultado sus ansias de labrarse una buena imagen para la posteridad. No en vano menciona repetidas veces el ejemplo de George Washington, padre fundador de EEUU cuya biografía asegura es su libro de cabecera.

Charles Kupchan augura asimismo que Bush podría incluso seguir retirando brigadas de Irak tras el verano de 2008, pero introduce un argumento mucho más peregrino: ofrecer un último servicio a los candidatos republicanos a la Casa Blanca, pero apunta a que el contingente de soldados en el país ocupado no bajará de los 100.000 en enero de 2009, cuando el nuevo presidente asuma el cargo. «Ha tomado la decisión de dejar al próximo presidente la decisión fundamental sobre la fecha y el modo de salir de Irak», sostiene.

«No hay ninguna posibilidad de que Bush termine lo que comenzó, sobre todo a causa de los errores cometidos hasta el momento», juzga Lawrence Korb, adjunto a la Secretaría de Defensa en la Administración Reagan. «El va dejar este legado a su sucesor, y si las cosas pintan mal, él y sus acólitos intentarán imputar la responsabilidad a (Hillary) Clinton, Obama o Giuliani», añade, en referencia a los dos candidatos demócratas con más posibilidades de disputar la Casa Blanca y al alcalde neoyorkino, favorito a su vez en la plancha republicana.

A la vista de ello, no extraña la furibunda reacción de los dirigentes demócratas. El senador Jack Reed, antiguo militar, denunció que el plan de Bush instaura, de hecho, «una presencia militar indefinida e ilimitada» en Irak. «Una vez más, el presidente ha fracasado a la hora de presentar un plan para terminar con la guerra o de dar una razón convincente para proseguir con ella», añadió.

El problema de los demócratas reside, no obstante, en superar sus tradicionales diferencias, mostrarse unidos y consensuar así una propuesta alternativa que pueda incluso concitar el apoyo de los sectores republicanos más críticos con la situación.

Así, mientras Barack Obama pide una retirada inmediata, Hillary Clinton defiende un repliegue gradual y condicionado.

El último desafío

La muerte en atentado horas antes del discurso de Bush de su aliado sunita en Al Anbar, el jeque Abdul Sattar Abu Risha, ha sido interpretada como un desafío abierto a la precariedad de un ocupante incapaz incluso de proteger a los suyos.

Los analistas coinciden en que este atentado y el anuncio del primer repliegue echarán leña al fuego a la lucha aún más encarnada por el poder en Irak.

Joost Hiterman, del International Crisis Group, anticipa ya una escalada en los enfrentamientos sectarios, «que este medio año han podido ser controlados en cierta medida por los refuerzos» estadounidenses.

Especialista en Irak, Adel Darwish coincide en que «las fuerzas antiocupación iraquíes son conscientes de las presiones internas que juegan contra Bush y las van a explotar plenamente». Todas las quinielas apuntan al líder chiíta antiocupación Moqtada al Sadr como beneficiario de esta situación..

Said Abu Rish, autor de varias obras sobre Irak, coincide en que «la reducción de tropas va a poner en peligro al Gobierno de (el primer ministro chiíta) Nuri al-Maliki, quien deberá activar a sus propias milicias». No obstante, insiste en que a estas alturas no hay reconciliación posible entre los iraquíes a no ser que termine la ocupación. «No se puede esperar un compromiso entre los iraquíes mientras EEUU siga al mando».

brote de cólera

La Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó la existencia de 16.000 casos de cólera y el fallecimiento de 10 personas en Kurdistán Sur. El informe alerta de que la epidemia podría aumentar por los problemas de agua potables e higiene.

menos aliados

Tanto Georgia como Corea del Sur planean reducir sus contingentes en Irak. El país caucásico, que reforzó su presencia en junio, reducirá su contingente de 2.200 a 300 efectivos. Seúl estudia mantener 800 de sus 1.200 soldados.

ATENTADOS

11 personas, entre ellas nueve agentes, murieron en un atentado-suicida con un camión bomba contra la Policía en la periferia de la localidad de Baiji, en el norte de Irak. 14 cadáveres con signos de tortura han sido hallados en Bagdad.

Las tribus SUNITAS DE al Anbar juran que vengarán la muerte de su líder

Los líderes tribales sunitas de la provincia de Al Anbar, en el oeste de Irak, juraron ayer que vengarán la muerte del jeque Abdul Sattar Abu Risha, aliado de EEUU contra grupos alineados con Al Qaeda y muerto en atentado la víspera

«Nosotros acusamos a Al Qaeda. Seguiremos nuestra lucha y nos vengaremos», anunció en Ramadi su hermano, jeque Ahmad Abu Risha, quien fue designado para reemplazarle al frente de «El Despertar de Al Anbar», coalición de tribus para luchar codo a codo con EEUU contra la sección iraquí de la red de Bin Laden.

Miles de personas, incluidos tres ministros del Gobierno de al-Maliki y altos oficiales estadounidenses, asistieron a su entierro.

Tanto al-Maliki como el líder chiíta antiocupación Moqtada al-Sadr denunciaron su muerte y reivindicaron su figura. Por contra, las webs islamistas utilizadas por Al Qaeda se felicitaron por «la muerte del jefe de los infieles y colaboradores».

Una formación sunita, el Consejo de Diálogo Nacional, no dudó en acusar al Gobierno, dominado por los chiítas, de la muerte del líder tribal. «Algunos de los miembros del Gobierno veían con malos ojos su posición privilegiada ante los americanos y sus grandes ambiciones nacionales», aseguró el jeque Jalaf al-Illayan, secretario general del Consejo.

Una fuente del Ministerio de Interior, que confirmó que se trató de un atentado perpetrado por un kamikaze a bordo de un vehículo, mostró su perplejidad «porque és difícil actualmente para Al Qaeda operar en esa zona».

Al Anbar, la mayor de las provincias iraquíes, alberga a una población exclusivamente sunita, profundamente religiosa y tradicional. Teatro de operación tanto de la resistencia nacional como de grupos identificados como Al Qaeda, EEUU la daba por perdida a finales de 2006 y decidió cambiar de estrategia. Consciente de la importancia del factor tribal, trató y consiguió comprar voluntades como la del jeque víctima del atentado, aprovechando además el malestar popular creciente con el indiscriminado modus operandi de las organizaciones vinculadas a Al Qaeda. GARA

hombres

2.200 marines no serán reemplazados en setiembre. Otros 5.700 volverán a casa por Navidad y en 2008 retirarán 5 brigadas.

MANIFESTACION

El segundo informe requerido por el Congreso a la Casa Blanca sobre Irak reconoce que el Ejecutivo iraquí colaboracionista «ha hecho pocos progresos». Destaca, entre ellos, la expulsión de miembros del Baath de puestos de gobierno.

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