De entre toda la nutrida representación de la fotografía latinoamericana presente en Getxophoto, destaca el proyecto de Vincent Rosenblatt, quien, a través de la ONG Olhares do Morro, ofrece a los habitantes de las favelas de Río de Janeiro la oportunidad de presentar su mundo con su propia mirada.

Nacido en 1972 en París, Rosenblatt conoció Brasil en el marco de un intercambio con la escuela de Bellas Artes en la que estudiaba. Seducido por el país suramericano, decidió instalarse en él y en 2002 fundó su proyecto en la comunidad de Santa Marta, en el barrio de Botafogo.

A Rosenblatt siempre le ha preocupado la imagen que la mayoría de los medios de comunicación presenta de los barrios de favelas que poblan el Brasil urbano. «Parece que allí todo es violencia, que es otro mundo, lo que aumenta la distancia con el resto de la población», señala el fotógrafo francés. Para remediarlo, se le ocurrió dejar en manos de los propios habitantes de las favelas la imagen de éstas. Desde entonces, selecciona a jóvenes «en base a su motivación» y les logra becas en escuelas de fotografía. «Mi labor consiste en acompañar el trabajo de cada uno de ellos, alentarlos, ayudarlos a madurar sus temas. Yo les explico que con esto no van a ganar dinero inmediatamente, que tienen que hacer de ello su vocación».

Proyectadas en las favelas

Hoy día, la agencia Olhares do Morro tiene una red de 15 fotógrafos originarios de seis favelas. Dos veces por año, la ONG organiza proyecciones en las favelas. «Antes de sacarlas al exterior, quiero que cuenten con la aprobación de los vecinos. Proyectándolas en estos barrios vemos si sienten que son suyas o no». La venta de las imágenes constituye una fuente importante de ingresos, que se reparte entre el autor de la foto y la asociación, que lo reinvierte en compra de material y enseñanza. Algunas de las fotos sacadas por los habitantes de las favelas se pueden ver en Getxophoto colocadas en los escaparates de los comercios de las calles más céntricas. «Me gusta que estén ahí, es una manera de democratizarlas, de que lleguen a todo el mundo», señala el fotógrafo francés. Rosenblatt explica que cuando estas instantáneas son vendidas a publicaciones europeas, sus autores consiguen unos ingresos «por encima de un salario mínimo de Brasil». Y, al recibir el dinero, «estos jóvenes siempre se lo gastan en cámaras y en película».

Vincent también muestra en Getxo obra propia, que retrata el baile funk de las favelas. «Es una cultura de masas, bastante subversiva y precisa la autorización de la policía para celebrarse porque escapa a su control. Las letras de la música son extremadamante violentas y pornográficas, pero la actitud de las personas es de respeto absoluto. A mí me interesa el carácter simbólico de este baile desde un punto de vista documental, pero también su aspecto plástico; fotografío en color porque me interesa plasmar la piel».