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Maite SOROA

Sobre la «venganza» de Imaz

Estaba emboscado y ha encontrado ahora la ocasión de pasar una factura que guardaba durante décadas. Es José Antonio Zarzalejos, director ahora del «Abc» -antes lo fue de «El Correo Español»- y encarnizado enemigo del nacioalismo vasco, PNV incluido. El domingo se despachaba a gusto en la tercera de su vetusto rotativo y advertía desde la primera línea que J.J. Imaz «al arrojar la toalla ante la presión de los duros de su partido, ha desenmascarado la naturaleza extremista y fanatizada de su propia organización». Empezamos bien.

Y es que según Zarzalejos, Imaz, «acosado por el discurso secesionista y obtuso de sus oponentes, está proclamando a los cuatro vientos que el PNV ni es, ni ha sido ni tiene visos de llegar a ser un partido moderado». Es otra cosa: «El PNV sigue siendo un movimiento -no tanto un partido- al servicio de un mesianismo étnico y nacional acuñado -sin que se haya alterado en una coma- por su fundador, el delirante Sabino de Arana y Goiri». Cree el autor que lo que ha pretendido Imaz es enviar «un mensaje inequívoco a la sociedad vasca y al conjunto de la española: este PNV es inmanejable desde propuestas realistas y sólo resulta gobernable en la sobreexcitación sentimental de sus aspiraciones y en la recreación constante del enemigo exterior como aglutinante del legado aranista». Y, ¿cómo se arregla Zarzalejos para alabar a Imaz sin desdecirse? Pues lo hace con matices: «Josu Jon Imaz, no menos nacionalista que Eguíbar o Arzalluz, pero más ilustrado que éstos y a enorme distancia intelectual del lendakari Ibarretxe, un auténtico iluminado». Se ve que el cabreo de treinta años le ha avinagrado el carácter a este hombre.

El futuro que adivina no es tampoco halagüeño si tenemos en cuenta que «la sartén la tiene y la tendrá por el mango la tripleta formada por Ibarretxe, Eguíbar y Arzalluz, a los que -de perdidos al río- no les importaría romper el partido con tal de imponer sus tesis», que siguen siendo las que condujeron al PNV a pactar en Estella en 1998 con la banda terrorista ETA en compañía de los sindicatos abertzales LAB y ELA-STV».

Decía muchas más cosas el resentido autor, pero me quedo con la última frase. Es suficiente: «El PNV es un partido inútil, y la carta de Imaz -una venganza refinada- lo relata de forma oblicua pero inequívoca». Seguiremos informando.

 

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