El primer ministro griego, el conservador Costas Karamanlis, ha conseguido superar una situación delicada tras lograr mantener la mayoría absoluta en el Parlamento pese al descontento popular producido por la ola de incendios que ha asolado el país a lo largo del verano.

A pesar de ello, la victoria de Karamanlis ha sido muy justa. Con el 41,8% de los votos y 152 diputados de 300 (en 2004 logró el 45,3% de los sufragios y 165 escaños), su partido, Nueva Democracia (ND) ha perdido buena parte del apoyo popular y deberá batirse a fondo para poner en marcha sus reformas neoliberales, entre las que destaca la de las pensiones.

«No será del todo fácil para ND continuar con su política», destacaba ayer el diario «Elef-therotypia» (socialdemócrata).

Pero el partido del Gobierno no es el único que ha salido escaldado de estos comicios. Con un 38,1% de los votos y 102 diputados (frente al 40,5% y 117 escaños en 2004), el Pasok (socialdemócrata) cosechó su peor resultado desde 1981.

Tras reconocer su derrota en la noche del domingo, el líder del Pasok, George Papandreu, quien también preside la Internacional Socialista (IS), anunció que pondrá su cargo a disposición del partido. Evangelos Venizelos, peso pesado del Pasok, varias veces ministro y opositor tradicional a Papandreu en el seno de la formación socialdemócrata griega; y Anna Diamantopoulou, ex comisaria europea de Empleo y Asuntos Sociales, podrían optar a liderar el Pasok.

Ascenso de la ultraderecha

La mayor beneficiada de los resultados del domingo es la ultraderechista Alarma Popular Ortodoxa (Laos), dirigida por el eurodiputado Georges Karatzaferis, que ha conseguido entrar por primera vez en el Parlamento griego con diez diputados gracias al 3,8% de los votos (2,19% en 2004).

Karatzeferis, miembro de ND hasta que fue expulsado en 2000, avanzó que apoyará a Karamanlis «en todos los elementos positivos de su trabajo, pero no dudaremos en oponernos a todo aquello en lo que no estemos de acuerdo».