El presidente checo, Vaclav Klaus, abogó ayer en Praga por «una solución aceptable para todas las partes en Kosovo» tras entrevistarse con su homólogo serbio, Boris Tadic, que se encuentra en visita oficial en la capital checa.

«Las consecuencias de una solución unilateral serían muy negativas a largo plazo no sólo para Serbia sino también para toda la región y para toda Europa», indicó Klaus durante una comparecencia ante la prensa junto a Tadic.

Según el jefe de Estado checo, la solución al conflicto de Kosovo debería venir «del interior del país y no del exterior».

«Esta solución, además, no debería ser beneficiosa únicamente para una parte», añadió. Las palabras de Klaus se interpretan como un apoyo a las tesis que mantiene Belgrado.

Serbia participa actualmente, bajo la dirección de una troika internacional (EEUU, Rusia y UE), en negociaciones con los dirigentes albaneses de Kosovo con el objetivo de definir el estatus de este territorio.

Estas conversaciones deberán retomarse próximamente en Londres y está previsto que concluyan, en principio, el 10 de diciembre.

Los albaneses, que constituyen el 90% de la población de Kosovo, reclaman la independencia. Belgrado, apoyado por Rusia, acepta una amplia autonomía para este territorio pero rechaza firmemente cualquier fórmula de independencia.