Las graves inundaciones que, desde agosto, anegan a 18 países de África han dejado a 650.000 personas sin hogar y amenazan con provocar una epidemia de cólera. Además, han arrasado campos de cultivo, viviendas y carreteras, contaminando las fuentes de abastecimiento de agua.

Ante la magnitud de la catástrofe, la Federación Internacional de la Cruz Roja apeló a la movilización «masiva para asistir a los cientos de miles de víctimas de las inundaciones a superar la crisis y reconstruir sus propiedades», subrayó el coordinador de Operaciones para África, Niels Scott.

«No sólo debemos proporcionar alimento, refugio y agua potable a las comunidades afectadas, sino también establecer medidas de prevención ante posibles futuras catástrofes», resaltó.

Este organismo advirtió que la situación es particularmente grave en Uganda, donde cerca de medio millón de personas están afectadas por las lluvias torrenciales.

Falta de alimentos

La Federación propone almacenar material de emergencia, habilitar pozos que no contaminen, instalar sistemas de comunicación para casos de urgencia y formar voluntarios como técnicos de gestión de catástrofes.

Por otra parte, alertó de la vulnerabilidad de la sabana ya que, según un estudio de la ONU, el 62,7% de los habitantes carecen de alimentos suficientes y un tercio de los niños menores de cinco años sufre malnutrición. «Es absolutamente vital suministrar alimentos a las comunidades afectadas así como herramientas para que puedan cultivar la tierra para empezar a cosechar a principios de 2008», resaltó.