Los iraquíes añoran la tolerancia del Ramadan en los tiempos de Saddam
El Ramadan ya no es lo que era en Irak. La brutal ocupación estadounidense, camino de cumplir su quinto año, ha arrasado con el país y cambiado las prioridades de los iraquíes, que añoran tiempos pasados en medio de una creciente pobreza y sin perspectivas de futuro.
GARA |
Los iraquíes añoran el tiempo de fiesta y tolerancia que vivían durante la celebración del mes de Ramadan en tiempos del ejecutado presidente Saddam Hussein. La violencia extrema de la ocupación estadounidense ha cambiado por completo el panorama de un país marcado por la muerte y las penurias económicas, con miles de desplazados dentro y fuera del país. Celebrar el mes de ayuno en paz no es más que un recuerdo del pasado, aunque los iraquíes se niegan a cerrar la puerta a la esperanza.
Jalifa Suleiman, propietario de una pastelería en Bagdad, recuerda con nostalgia los tiempos anteriores a la invasión. «En el pasado, los iraquíes solíamos competir entre nosotros por ver quién organizaba el mejor iftar (comida con la que se rompe el ayuno en Ramadan) en los que podía encontrarse cualquier tipo de alimento».
«Pero ahora, por contra, vivimos el Ramadan mientras sufrimos las peores estrecheces económicas de la historia de nuestro país, que han reducido drásticamente la capacidad de la familias de reunir los medios necesarios para celebrar este mes», explica Suleiman.
Otro conciudadano, Abu Hamad, que acompaña a su esposa a hacer la compra en un mercado de la capital iraquí, tiene la misma opinión que el pastelero: el país está pasando por serias dificultades y la prioridad de la gente es sobrevivir en medio del caos y el miedo provocado por la invasión.
«Las comidas de Ramadan que solíamos organizar ya no son nuestra máxima preocupación», dice Hamad, que enumera otras necesidades prioritarias para los iraquíes como el agua potable, la electricidad o el gas para cocinar. Y es que camino del quinto año de ocupación los iraquíes continúan sin tener servicios básicos.
Al comparar el Irak de ayer, el de la época en la que vivían bajo el régimen del derrocado Saddam Hussein, con el de hoy día, Hamad se queja, pero deja una puerta abierta a la esperanza.
«Una pesadilla yace en nuestro pecho -se lamenta Hamad-, pero esperamos que un día la estabilidad y la seguridad prevalezcan para tener una vida normal como el resto del mundo».
Entretanto, para Um Salim, madre de cuatro hijos, que hace la compra en el mismo mercado, el aumento de precios ha hecho que muchas personas no puedan organizar las tradicionales comidas de caridad para los más pobres. Hay poco trabajo y el único que ofrecen es para ser policía o soldado, o trabajar para los invasores.
«Además, mucha gente ha dejado de comprar los dulces típicos de esta época, lo que ha causado el cierre de muchas pastelerías», explica Salim.
Según Salim, un ejemplo claro de los precios desorbitados es el de la leche, que ahora cuesta unos 4.000 dinares iraquíes el medio litro, equivalentes a tres dólares, una cantidad excesiva si se tiene en cuenta que su marido gana al mes menos de 100 dólares.
«Nuestros ingresos son muy limitados -afirma Salim-, necesitamos ahorrar para cubrir los costes del carburante para el generador eléctrico» con el que tienen luz en su casa.
Por su parte, el profesor Duraid Hasa, señala que por la situación actual muchos iraquíes han abandonado algunos rituales básicos del Ramadan como la oración del Tarawir, que se reza tras la ruptura del ayuno.
Con o sin Tarawir, los iraquíes no pierden la esperanza de que el mes de ayuno del próximo año recupere su esplendor.
Investigadores iraquíes acumulan pruebas para incriminar a la empresa de mercenarios Blackwater por la matanza del pasado día 16 en Bagdad. Fuentes anónimas del Ministerio de Interior informaron de la existencia de un vídeo tomado instantes después de la matanza, que se añade a un dossier que cuenta ya con «numerosos testimonios» e imágenes captadas con teléfono móviles. El funcionario dijo que los mercenarios «abrieron fuego sin ninguna razón».
Asimismo, según «The New York Times», las autoridades iraquíes investigan la presunta implicación de agentes de Blackwater en la muerte de una presentadora de televisión en febrero.
Amnistía Internacional (AI) denunció ayer la indiferencia del mundo ante los millones de desplazados o refugiados como consecuencia de la ocupación y alabó los esfuerzos de Siria y Jordania para acogerlos.