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ZINEMALDIA

La creatividad de un novelista reflejada como una historia real

El novelista estadounidense Paul Auster presentó ayer su segundo trabajo como director en solitario, donde se mostró satisfecho del trabajo realizado. El escritor, que ejerce como presidente del jurado de la Sección Oficial, transmitió su interés por el arte.

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Ariane KAMIO | DONOSTIA

Paul Auster presentó ayer ante el público donostiarra su segunda experiencia como director en solitario tras «Lulú on the Bridge», realizada tres años después de prestar su guión a Wayne Wag para rodar la premiada «Smoke» en 1995. El segundo largometraje de Auster, «La vida interior de Martin Frost», se refleja como una adaptación de su novela «El libro de las ilusiones». El filme comienza cuando Martin Frost, un novelista estadounidense, se despierta al lado de una misteriosa mujer, de quien no sabe nada y a la que acaba amando terriblemente.

Frost se encuentra en una casa aislada del mundo exterior y se refugia allí para intentar descansar. Sin darse cuenta comenzará a escribir un relato y esa joven será la musa de su nueva obra. Ésta irá desfalleciendo a medida que la novela termine.

Auster compareció ante los medios de comunicación escondido tras unas gafas oscuras y acompañado por dos actores del reparto, entre los que se encontraba su hija Sophie Auster.

El largometraje trata del «funcionamiento de la imaginación, de cómo funciona la mente del escritor», al tiempo que examina también el amor y la pasión. La película supone un paso «hacia la creatividad, que invita a abordar la melancolía», y ayuda a «entender qué es ser un artista». Entre sonrisas tímidas, Auster afirmó que su obra trata de la «imaginación y del proceso creativo», y añadió que en ella se refleja «cómo un escritor vive dentro de una cosa que él mismo está creando». El filme cuenta con muchas «ambigüedades». Entre ellas está la historia que crea Martin Foster, y a su vez la musa que también florece desde su interior. Auster matizó que «hacer, imaginar y crear a una mujer es algo que desempeñan muy bien los hombres». «Es algo que no está ahí pero que mantiene vivo el deseo en el mundo», señaló.

El director quiso «plasmar un enfoque poético sobre el proceso creativo», y señaló que el guión fue escrito en 1999 y concebido como «una pequeña obra de cámara». Auster, quien se encarga de poner su voz en off durante la narración, apuntó que intentó mostrar «cómo piensa un escritor y, aunque realmente no ocurre nada, los acontencimientos son cada vez más absurdos».

Auster admitió ser todavía fiel a la máquina de escribir y que crea sus obras a mano. Martin Frost también echa mano de una máquina de escribir que se convierte en una especie de símbolo del filme. «La máquina no es un fetiche, es un hecho real», aclaró. El segundo largometraje del novelista como director en solitario, que sigue al realizado en 1998 «Lulu on the Bridge», fue rodado en 25 días de intenso trabajo que consideró como «uno de los periodos más grandes de mi vida».

Amante del cine

Auster no dudó en afirmar que es un «gran amante del cine», y que sus obras escritas para el séptimo arte «no influyen para nada en mí como novelista». En ese sentido, el presidente del jurado de la Sección Oficial comparó el trabajo de un escritor con el de un director de cine. «Durante mi vida he pasado muchos años escribiendo encerrado en una habitación. El escritor siempre está sentado, y el director permanece de pie reaccionando ante las adversidades. Eso me apasiona», dijo. En cuanto a la dirección de la película, el estadounidense se identificó como una persona a la que le gusta trabajar de «manera libre». En ese sentido, señaló que en su segundo filme pudo disfrutar trabajando a su manera. Auster concluyó diciendo que su objetivo es el arte, y no los premios.

Paul Auster: «Mis filmes son novelas a pequeña escala, y deben ser contadas visualmente. Es el signo de mi vida»

La última obra de Paul Auster no ha tenido quizás la acogida que le hubiese gustado recibir a su creador. «La vida interior de Martin Frost» fue estrenada hace dos semanas en New York, donde «fue absolutamente masacrada por la crítica. Me clavaron como a Cristo en la cruz», reflejó el escritor en una entrevista concedida a EFE. Así, señaló que su manera de hacer cine «es el signo de mi vida. He hecho dos películas como director en solitario, que surgen de mi imaginación más profunda, extensiones de mi escritura pero con un enfoque a pequeña escala, que debían ser contadas visualmente».

Auster matizó que, a la hora de escribir una novela, «siento que vivo en tres dimensiones, implicado totalmente en lo que quiero contar». No obstante, el novelista aseguró sentirse de manera diferente a la hora de escribir un guión: «Es como encerrarse en un rectángulo donde todo está cortado en trocitos, pues los diálogos los percibo como instrucciones, ya que en mis novelas no hay apenas diálogos».

No obstante, el actual presidente del jurado de la Sección Oficial del Zinemaldia no se define como un mero escritor y afirma que vive y trabaja «sólo con las partes más profundas de mí mismo. Es cierto que salgo a la calle y me reconocen, pero eso no cambia la parte más íntima de mí», sentenció al final de la entrevista.

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HISTORIAS

Paul Auster presentó ayer su segundo filme como director, y la explicó como «una historia acerca de un hombre que escribe una historia sobre un hombre que escribe una historia... y la historia dentro de la historia».

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