La revolución sí será televisada
«Free Rainer-Dein fernseher lügt»
Mikel INSAUSTI
Hans Weingartner insiste en las mismas proclamas anti-sistema que lanzó en su previa «Los edukadores», con la ventaja a favor de «Free Rainer-Dein fernseher lügt» de que ahora lo hace con mucha más ironía. La actitud de fondo «neohippy» es idéntica, a la vez que vuelve sobre la recuperación del espíritu del Mayo del 68, pero ese mensaje utópico gana muchos enteros al ser tratado con un humor pensado para los tiempos grises en que vivimos. La película es política-ficción en clave paródica, en cuanto se presenta como un manual para el activista que desee acabar con el imperio de la telebasura, dinamitarlo y hacer que de sus cenizas surja una nueva primavera intelectual. La cruzada contra la alienación que los televisores introducen en los hogares la encabeza un arrepentido productor de embrutecedores programas, que se rodea de un grupo de marginados para sabotear el control sobre los índices de audiencia. Su misión es restaurar el orden cultural, bajo el convencimiento de que la democracia se basa en poner el saber al alcance de todos. Si al pueblo se le dan adictivos contenidos-basura no consumirá otra cosa, pero si se le cambia de dieta mental desarrollará de forma natural otros gustos e inquietudes más saludables.
Otro punto en el haber de «Free Rainer-Dein fernseher lügt» es su universalidad, a pesar de que su discurso contra la televisión se centra en la competencia entre las cadenas alemanas, a fin de cuentas extrapolable a cualquier otra comunidad de televidentes. Los reality-shows y concursos a los que se hace referencia resultan perfectamente reconocibles, debido a que en todos los países europeos adaptan programas anglosajones que ya han sido éxito. Se tiende por tanto a un pensamiento uniforme que Weingartner denuncia sobre todo en el epílogo, cuando los agitadores acuden a una ciudad prototípica, aquella que los sociólogos consideran como representativa de los hábitos y consumos de la población media. Una vez allí, se harán con un puesto como cajeros del mayor supermercado para alterar los datos de las ventas, de cara a reorientar la producción hacia las verdaderas necesidades y la libertad de elección de los ciudadanos. Es un final que podría tener perfectamente una continuación, porque a Weingartner le gusta encadenar sus ideas, una tras otra, y, aunque algunas son buenas, se le acumulan hasta provocar una duración excesiva por no cortar a tiempo.
Director: Hans Weingartner.
Int.: Moritz Bleibtreu, Elsa Schultz Gambard, Milan Peschel, Simone Hanselmann.
País: Alemania-Austria.
Duración: 129 minutos.