En los doce años de carrera como realizadora, después de iniciarse como actriz de adolescente en la película de Víctor Erice «El sur», Icíar Bollaín lleva una media de un largometraje cada tres años. Quiere esto decir que le gusta preparar a conciencia sus rodajes, y no cabe duda de que «Hola, ¿estás sola?», «Flores de otro mundo» y «Te doy mis ojos» eran obras muy pensadas, con temas desarrollados en profundidad. Es consecuencia de una labor previa, porque a la hora de la filmación la cineasta busca la naturalidad y permite a sus intérpretes actuaciones espontáneas. «Mataharis» no ha sido una excepción, pues el desarrollo del guión le ha debido llevar un par de años, resueltos luego en la colaboración fluida con un reparto coral compuesto por actores y actrices muy intuitivos, al igual que hiciera en su segundo largo.

Los personajes de «Mataharis» giran alrededor de las tres protagonistas, que son sendas mujeres detective encarnadas por María Vazquez, Najwa Nimri y Nuria González. Sus respectivas parejas son Diego Martín, Tristán Ulloa y Antonio de la Torre; mientras que Fernando Cayo es su jefe en la agencia de investigación privada. No investigan grandes casos, sino las consabidas infidelidades matrimoniales o problemas internos de empresas. Se ven obligadas a compaginar su trabajo con la vida familiar o de pareja, lo que supone una presión añadida respecto a sus colegas masculinos. Además, el hecho de inmiscuirse en la esfera privada de otras personas crea en ellas un conflicto ético, a la vez que el tener que resolver problemas ajenos les hace descubrir los suyos propios, dado que su convivencia particular también alberga dudas y oculta algún que otro secreto más o menos inconfesable. Se mueven, por tanto, en el ámbito de lo cotidiano, en el día a día de la gran ciudad.