ZINEMALDIA
Frank Oz saca a la luz las situaciones más incómodas y, a la vez, más graciosas de un funeral
El último trabajo del director estadounidense Frank Oz, «Un funeral de muerte», una mezcla de comedia y «farsa», y exprime un humor inusual que sobresale en un acto tan solemne como un funeral.
Ariane KAMIO | DONOSTIA
Un funeral típico británico centra el argumento del filme, donde varios personajes deben desenvolverse ante situaciones un tanto difíciles y arreglárselas para que los asistentes del funeral no descubran el secreto que guardan.
Frank Oz compareció ante la prensa acompañado por dos productores (que no abrieron la boca en ningún momento) y el guionista de la obra Dean Craig. Éste último aseguró que cuando escribía ese guión no sabía que Oz lo iba a utilizar, al tiempo que señaló que su intención era crear algo «directivo», pero al final «salió una especie de farsa». Ante ese apunte, el director especificó cuál es la diferencia entre una farsa y una comedia: «En la primera creas situaciones graciosas una y otra vez. Por el contrario, en una farsa primero introduces los personajes, luego entras en situación, y finalmente das lugar a la desesperación, pero sin forzar la situación».
No obstante, puntualizó que lo que le interesaba no era lo que estaba escrito en el guión sino «los temas que subyacían de entre las miradas de los asistentes a las exequias».
Funerales y funerales
Además del acto fúnebre que se celebra en el filme (el ataúd situado en una casa típica británica donde el sacerdote oficia su misa en y decenas de asistentes son acogidos con una envidiable merienda), el director estadounidense bromeó sobre los funerales que se celebran en diferentes países. Así, explicó cómo los funerales estadounidenses tienen un carácter muy solemne, pero una vez acabado el acto, «la gente se marcha a tomar unas copas y a charlar. Y menos del muerto se habla de todo; de fútbol, de negocios...». No obstante, recuperó de su memoria la imagen de una novia irlandesa que tuvo hace años e ironizó sobre los funerales típicos de allí: «En Irlanda celebran el funeral en casa, con el ataúd abierto y se toman unas copas en el mismo sitio. ¡Allí al menos lo celebran con el difunto! ¡Eso es más lógico!», bromeó.
Al ser preguntado sobre posibles influencias de otros realizadores, aseguró no ser un experto en el tema. «Yo no he recibido ninguna lección sobre esto y mi influencia en la comedia es la misma que la de un ciudadano a pie», dijo. Finalmente destapó un pequeño secreto que guarda este filme en las salas de cine estadounidenses donde fue calificada como una proyección «R» (Restringida). ¿Por qué? Por el mero hecho de que durante el largometraje los actores pronuncian en más de una ocasión la palabra «joder». «Si la pronuncias sólo una vez, la película se califica apta para mayores de trece años. Si no, se convierte en un filme restringido y apto sólo para adultos. Ahí es donde reside la estupidez estadounidense», dijo.
Ayer por la mañana, un grupo de hombres vestidos con trajes negros y portando una caja fúnebre se pasearon por las calles cercanas al Kursaal y el teatro Victoria Eugenia de Donostia.
Acompañados por una pareja que representaba a los parientes del difunto, y dotados de un coche fúnebre, simularon desconocer cuál era el destino de la caja e incluso llegaron a entrar en el Victoria Eugenia. Las miradas de incredulidad que mostraban los viandantes crearon un especial cuadro que solamente se percibe cuando el cine salta de la gran pantalla y se hace dueño de las calles.
Ariane KAMIO