Cuando la poesía se sube al escenario (y III)
Josu MONTERO
Periodista y escritor
En Europa, tres reputados escritores como Alesandro Barico -colaborando con la banda francesa Air-, Nick Hornby -con la banda escocesa Marah- y el polifacético y controvertido Michel Houellebecq han desarrollado recientemente interesantes experiencias en este ámbito de la fusión de la literatura con la música, el escenario y otras artes; a algunos de ellos los hemos podido disfrutar en el Estado español.
En Euskal Herria hemos contado con algunos poetas-músicos que han desarrollado una crucial labor creativa fundiendo formas tradicionales de poesía oral con la vanguardia poética y musical más contemporánea.
Es el caso, por supuesto, de Mikel Laboa -un auténtico pionero en esta disciplina que se ha dado últimamente en denominar Spoken Word-, pero también el de otro espléndido poeta y músico, creador de espectáculos memorables: Joxeanton Artze. Los espectáculos de ambos son más que la suma de poesía y música. El propio Atxaga, o más recientemente Xabier Montoia, José Luis Otamendi -con Bide Ertzean- o Kirmen Uribe -con Rafa Rueda, Mikel Urdangarín...- entre otros, han experimentado en este espacio en el que se encuentran poesía, música, escenario y otras disciplinas artísticas.
En el Estado español se han realizado varios festivales centrados en el llamado Spoken Word: el festival Palabra y Música de Sevilla anda ya por la tercera edición; el ciclo Poética, organizado por el Festimad; o, también en Madrid, Poesía en Escena. Por ellos han desfilado los más variopintos espectáculos tanto de creadores foráneos como del Estado. Entre las experiencias recientes más interesantes en este campo podemos citar: «Striptease cardiovascular», un mano a mano entre la micropoeta y cantante Ajo y el músico Nacho Mastretta; «Recital digital», de Gonzalo Escarpa, en el que confluyen poesía, nuevas tecnologías audiovisuales y los collages de sonido a cargo de DJ Deckard; el montaje escénico de Mario Zorrilla a partir de los poemas hipodérmicos del ya fallecido poeta El Ángel; o propuestas como las de Ray Loriga en colaboración con Lee Ranaldo (Sonic Youth), Javier Corcobado o Marina Oroza. Muy recomendables resultan asimismo un par de grabaciones recientes en las que sendos poetas se rodean de estupendos músicos para ofrecernos dos joyitas poético-musicales.
En «La máquina de la verdad», la cruda poesía y la voz cavernosa de Roger Wolfe se unen a tres músicos, dos de ellos vascos: Diego Vasallo, Joserra Semperena y Suso Sáiz, para ofrecernos un disco tan minimalista como escalofriante. Y en «Tiempo y detalles», un nutrido grupo de músicos valencianos arropa la despojada voz del poeta Fernando Garcín y sus poemas de carreteras perdidas y de seres en el filo.