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Los gobiernos del Sur y del Norte de Corea se comprometen a sellar la paz

Las dos Coreas consagraron ayer su acercamiento al final de una cumbre en Pyongyang que ha coincidido con un nuevo acuerdo sobre el dossier nuclear norcoreano. «El Sur y el Norte comparten la visión de que deben poner punto final a la situación de armisticio actual e instaurar una paz permanente», reza la declaración. Ambos estados siguen teóricamente en situación bélica después de la guerra de Corea (1950-53), que no acabó con la firma de un tratado de paz.

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Divididos desde hace cinco decenios, el Sur y el Norte de Corea proponen además la celebración de una cumbre «a tres o cuatro países» para firmar formalmente un tratado de paz, que precisaría del concurso de EEUU y China, partes implicadas en el conflicto coreano.

Con una copa de champán en la mano y sonrientes, los dos dirigentes coreanos confirmaron el compromiso de Pyongyang para desmantelar sus instalaciones nucleares. El Gobierno norcoreano se comprometió, el 13 de febrero pasado, a renunciar a su programa nuclear a cambio del fin de las sanciones occidentales al país, de garantías de seguridad y de ayuda energética.

Según un acuerdo filtrado por China el miércoles, Corea del Norte ha decidido dar una muestra más de su buena voluntad al comprometerse a desmantelar su principal instalación nuclear de Yongbyon antes del 31 de diciembre.

En el capítulo de las relaciones intercoreanas, ambas partes se han comprometido a proseguir con sus cumbres bilaterales. Los ministros de Defensa respectivos se encontrarán en Pyongyang el mes próximo para intentar poner fin al conflicto marítimo que opone a ambos estados en el Mar Amarillo.

¿Juntos a las Olimpiadas?

Las dos Coreas se comprometen a cooperar en materia de educación, tecnología, cultura y deporte, lo que ha llevado a algunos analistas a aventurar que concurrirán unidos a los Juegos Olímpicos de China 2008.

Abrirán una línea aérea entre Seúl y el monte Paekdu, montaña sagrada situada en el norte en la frontera con China.

En materia económica, ambos gobiernos han decidido aumentar su cooperación bilateral y, concretamente, una asociación para construir un astillero en la villa portuaria de Nampo, al sudoeste de Pyongyang. Igualmente, se abrirá una conexión ferroviaria para mercancías que cruzará el Paralelo 38, que desde hace medio siglo divide en dos la península. Asimismo, el acuerdo evoca la posibilidad de crear una zona de paz especial alrededor de la ciudad portuaria de Haeju (al sur de Pyongyang).

Los primeros ministros de ambos gobiernos se reunirán en Seúl en noviembre para profundizar en estos acuerdos.

Seúl y Pyongyang confirman así un proceso de acercamiento que tuvo su inicio en la anterior e histórica cumbre de los presidentes en 2000.

Esta política es defendida desde entonces por el presidente surcoreano, Roh Moo-Hyun, que la bautizó con el nombre de «política del rayo de sol» y aseguró inspirarse en la Ostpolitik alemana de Willy Brandt.

Los escépticos, en entredicho

Esta cumbres ha sido criticada por muchos en Corea del Sur, que no veían en la misma otra cosa que cálculo político electoral por parte de Roh, cuya popularidad está en caída libre a dos meses de unos comicios clave.

Lee Myung-Bak, el candidato opositor y conservador a las presidenciales de mediados de diciembre, no dudó en acusar de frívolo a su rival.

Por contra, los expertos destacan que la cumbre ha sido más fructífera de lo previsto, «en particular en materia económica y en la cuestión de la paz», asegura Kim Yeon-Chul, del Centro Asiático de Investigación de la Universidad de Corea (Seúl). «Si cada parte cumple con las medidas adoptadas, se abrirá un nuevo capítulo en las relaciones intercoreanas. Pero, sin duda alguna, lo más importante es que la declaración aborda la cuestión esencial del final de la guerra», remarca Kim.

Por su parte, Baek Seung-Joo, del Instituto coreano de Análisis de Defensa, destaca que el Gobierno norcoreano «acepta plenamente al Sur como un participante clave para inaugurar una nueva era de paz en la península coreana.

EEUU condiciona

La Casa Blanca condicionó su participación en un eventual tratado de paz y el restablecimiento de relaciones con Pyongyang a que Corea del Norte cumpla con su compromiso de desnuclearización

rumores

El líder norcoreano, Kim Jong-Il, desmintió ayer los rumores sobre su estado de salud. «Dicen que sufro diabetes o problemas cardíacos, pero no es verdad del todo», aseguró.

Dudas sobre el desarme nuclear de Pyongyang

Los analistas matizan el alcance del compromiso de Corea del Norte de desmantelar su arsenal nuclear y muestran grandes dudas.

«Después de que reciba el suministro de fuel prometido, probablemente Pyongyang volverá a vender caras sus cesiones», augura Yoichiro Sato, profesor en el Centro de Estudios para la Seguridad Asia-Pacífico de Hawaii.

«Está claro que este acuerdo supone un paso adelante, pero no cambia sustancialmente la situación», coincide Daniel Sneider, especialista sobre la zona de la Universidad de Stanford (EEUU).

Ponen el acento en una cuestión a la que Pyongyang no habría respondido: si ha enriquecido o no uranio.

«Al día de hoy, nadie conoce exactamente el potencial nuclear norcoreano», insiste Scott Bruce, del Instituto Nautilus de San Francisco.

Yoichiro Sato recuerda que Corea del Norte prosiguió con su programa de desarrollo de armamento nuclear pese al acuerdo de 1994. «Este nuevo acuerdo podría implicar simplemente un retorno a la situación de 1994, pero con un elemento novedoso, la bomba en manos de los norcoreanos», señaló. K. MALAKUNAS

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