La Ertzaintza procedió ayer al arresto de un joven de 33 años en Gasteiz, después de que una amiga suya denunciara en sede policial haber sido retenida contra su voluntad durante más de un mes en una vivienda, en la que supuestamente vejó y abusó de ella de forma permanente.

El Departamento de Interior de Lakua informó ayer de la detención de un vecino de la capital alavesa, como consecuencia de que una joven interpusiera el miércoles por la noche una denuncia en su contra. La diligencia abierta por la Policía autonómica recoge el testimonio de la denunciante, en la que describe cómo un conocido la secuestró durante más de un mes en su domicilio, valiéndose de que los familiares de la joven se encontraban de vacaciones.

La gasteiztarra denunció ante la Ertzaintza que el vecino arrestado ayer abusó de forma reiterada y permanente de ella en el periodo de su cautiverio. Las vejaciones descritas por la joven se enmarcan desde el abusó sexual hasta el sicológico y físico.

Agresiones permanentes

Según la denunciante, un día del pasado mes de julio un amigo suyo se ofreció a pernoctar en el domicilio de la joven para hacerla compañía, al tener constancia de que padece una serie de problemas de salud.

Sin embargo, una vez en el domicilio de la denunciante, el individuo comenzó a insultarla, a golpearla y a agredirla sexualmente. A partir de ese instante, según el relato de la joven, la mantuvo secuestrada y aislada en su propia vivienda. Para ello, le rompió el teléfono móvil, cortó la línea del teléfono fijo, le quitó las llaves de la casa y la mantuvo encerrada.

La joven tenía que permanecer en la vivienda y solamente podía abandonarla en compañía de su secuestrador. Las vejaciones y las agresiones sexuales y físicas volvieron a repetirse.

A mediados del mes de agosto fue cuando los familiares de la agredida regresaron de vacaciones, pero la joven les ocultó los hechos y achacó su evidente deterioro físico a los problemas de salud por los que atravesaba.

No obstante, ante la insistencia de los familiares por el deterioro de su estado de salud, la agredida terminó confesando a sus allegados lo ocurrido a manos de su secuestrador. Inmediatamente después, los familiares pusieron los hechos en conocimiento de la Ertzaintza, que detuvo ayer al agresor.