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«Los abertzales deben convencer en las instituciones, no aprovecharse de ETA»

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JUAN CRUZ ALLI, PRESIDENTE DE CDN

Esta entrevista fue realizada por GARA para el cuadernillo especial sobre el proceso de negociación 2005-2007, pero no se pudo incluir por cuestiones de tiempo. En ella, el presidente de CDN defiende su actuación en iniciativas como la manifestación del 17 de marzo y sitúa propuestas como la del Anaitasuna como un intento de «dar salida a los terroristas». Le niega carácter democrático y defiende que «la ciudadanía navarra ya tiene la capacidad de decidir».

Las primeras voces partidarias de parar el proceso se escucharon desde Navarra, en concreto tras aquel incendio de una ferretería en Barañain. CDN instó a Zapatero a interrumpir todas las iniciativas. ¿Qué reflexión hicieron concretamente?

Convergencia de Demócratas de Navarra apoyó en el Parlamento de Navarra la resolución del Congreso de los Diputados, promovida por el presidente del Gobierno de España, para establecer el diálogo con ETA en condiciones estrictas de ausencia de violencia y de que Navarra nunca fuese objeto de negociación política. La campaña de violencia callejera, reconocida como estrategia por la propia ETA, era una clara muestra del desprecio de la organización a la resolución del Congreso y al proceso de negociación que Rodríguez Zapatero planteaba. En este escenario, el presidente tenía la obligación de interrumpir las negociaciones, por su compromiso ante el Congreso.

Un año después, su partido se movilizó junto a UPN afirmando que «Navarra no es negociable». ¿No estaban demandando en realidad que no se abriera un debate sobre su estatus?

CDN jamás elude debates que se plantean en términos democráticos y por cauces institucionales. Desde nuestro profundo sentimiento democrático entendemos inadmisible que con el terrorismo se pretendan obtener resultados políticos. Ahora es claro que ETA no estaba dispuesta a dejar las armas sin que el Gobierno de España le garantizase la integración de Navarra en el proyecto etarra, de modo que la manifestación surgió como respuesta al planteamiento totalitario de ETA y a la tentación centralista que se vislumbraba en el Gobierno de España. Que se haya intentado manipular por unos y por otros no es nuestro problema. CDN promovió y participó en un gesto de defensa de nuestra identidad como comunidad política diferenciada frente a quienes desprecian nuestra existencia y pretenden nuestra desaparición aprovechándose de la violencia para obtener un rédito político en la negociación del Gobierno de España con ETA.

Sobre la mesa se han puesto propuestas que conceden a la ciudadanía navarra la capacidad de decidir, como es el caso de la presentada por la izquierda abertzale en el Pabellón Anaitasuna. ¿No lo consideran un planteamiento democrático?

En primer lugar, hay que afirmar rotundamente que la ciudadanía navarra tiene la capacidad de decidir, y, además la está ejerciendo desde hace casi tres décadas. Parafraseando a Unamuno, a ETA le tiene que llegar claro el mensaje de que con la violencia ni vencerán ni tampoco convencerán. En esta sociedad, y con el actual contexto internacional, a ETA sólo le queda desaparecer, por sí o por su definitiva derrota. En estos términos los planteamientos pretendidamente democráticos de las fuerzas abertzales, que ofrecen propuestas de contenido político con la única finalidad de dar una salida a los terroristas, no se pueden calificar como democráticos. Es en las instituciones donde se tiene que convencer, en lugar de aprovecharse de la actividad de un grupo criminal.

Juan Cruz Alli se ha manifestado reiteradamente durante su trayectoria en favor de las vías de diálogo. ¿Cree que hay que hablar con ETA, por un lado, y con Batasuna, por otro?

Como demócratas, tenemos la obligación de considerar el diálogo como método para resolver cualquier conflicto, siempre en ausencia de violencia. Por eso apoyamos inicialmente a Rodríguez Zapatero en su última intentona. Tampoco hay que perder de vista la creciente repulsa hacia el terrorismo por parte de todas las sociedades del mundo, que están obligando a revisar el modo en que se cerraron, sin reparación, determinadas situaciones criminales. Y no podemos obviar lo que la experiencia nos evidencia: el inmovilismo de ETA. La organización terrorista ha cerrado de un portazo todos los proceso de negociación que se han abierto en este país y mantiene la cerrazón en el uso de la violencia, pretendiendo unos réditos políticos que suponen un absoluto menosprecio a las bases democráticas de la sociedad.

Mikel JAUREGI

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