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Josebe EGIA

Bimaña

Tasio, ¡qué grande eres! En una viñeta, la del viernes, describes con precisión la situación en el Estado español. Espero que no te enfades por el plagio del título, pero es que yo necesito juntar muchas letras para decir que España es un estado en el que el estado de excepción campa a sus anchas.

Un juez facha, demagogo, oportunista y con ansias de pasar a la historia como ¿? le hace de mamporrero a un Gobierno ídem. Unos medios de comunicación ídem, cada cual al servicio de intereses partidistas, le hacen de corifeos, aplauden y manipulan. La ciudadanía de bien asiste atónita a esta falta de escrúpulos políticos, pero la mayoría se queda en su casita sin mover un dedo -quienes en su día leyeron a Brecht, que recuerden aquello de «un día vinieron a por...»- y sólo quienes tenemos un compromiso firme por una democracia real -y no la fantochada en la que vivimos- por los derechos colectivos e individuales de pueblos y personas y por una sociedad más justa nos estamos manifestando -cada cual a su manera- contra esta nueva tropelía contra la libertad de expresión y reunión -recogida en su sacrosanta Constitución- de quienes en el ejercicio de sus derechos como personas se juntaban para trabajar por los derechos de Euskal Herria.

Me da vergüenza ajena el Gobierno de Zapatero y, una vez más, me cubre una enorme decepción al comprobar que una mujer como M. Teresa Fernández de la Vega ha entrado en la rueda diabólica del poder renunciando a sus principios. Tuve ocasión de conocerla en unas jornadas feministas y me pareció una mujer admirable. Sólida intelectualmente y comprometida realmente con el feminismo. Me alegró que entrara al ruedo político porque, ¡ingenua de mí!, pensé que una feminista con ese bagaje incorporaría su ideología a su quehacer en el Gobierno. Al fin y al cabo el feminismo no es más que eso, una ideología que pretende destruir el modelo patriarcal que rige en la sociedad, cambiando el modo de ejercer la política a fin de conseguir un mundo más justo, donde las desigualdades de todo tipo -raza, clase, sexo, orientación sexual- se eliminen para siempre. Por eso a las feministas nos duele tanto que una de las «nuestras» se pase de bando, y justifique lo injustificable. En este caso con el agravante de que Fernández de la Vega tiene mucho poder, que lo utiliza para intereses puramente electorales, renegando con sus hechos de su trayectoria de feminista y jurista de prestigio. ¿Seguirán siendo amigas Margarita Robles -también jueza y feminista- quien supo mantener toda su dignidad en altos cargos y ella?

Estoy segura de que quienes mantendrán su dignidad en alto son las y los detenidos en esta razia -que, lo veremos, no va a ser la última-, como lo hacen día a día nuestras presas y presos. Para ellas y ellos un abrazo con todo mi corazón, Todo mi desprecio para quienes se proclaman nacionalistas, progresistas y de izquierdas y dicen que esperan que «la actuación de Garzón esté bien fundamentada» ¡Hipócritas!

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