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Erga desde Latasa atalaya sobre tres valles

Erga es una montaña solitaria. Los valles de Arakil, Gulina e Imotz cortan sus posibles conexiones con los cordales que le rodean, dejándola como una isla geográfica en medio de la confluencia de estos corredores naturales. A pesar de ello, Erga es una montaña que en la modesta individualidad de su altitud -1.094 metros- ofrece una atractiva variedad de fisonomías y de itinerarios de acceso.

En el catálogo oficial de montañas de Euskal Herria tres son los puntos de inicio sugeridos: Aizkorbe, Irurtzun y Aginaga. Cada uno de ellos tiene sus características diferenciadas del resto, pero hoy vamos a proponer a nuestros lectores otra alternativa: la de arrancar la andadura desde el pueblo de Latasa.

Partimos, pues, de Latasa (580 m) recorriendo unos metros por la carretera de Eraso. A la altura de las últimas casas, dejamos el asfalto para tomar un carretil a la derecha que desciende hacia el cauce del arroyo de Imotz. Cruzamos la modesta corriente por un puente de cemento admirando la vetustez del antiguo, que mantiene todavía la prestancia de sus dovelas de caliza pugnando frente al abandono y la vegetación que le invade.

Siguiendo hitos de piedra

Nada más atravesar el arroyo, una ancha pista se abre ante nosotros. No es ese nuestro rumbo. Justo al frente vemos el arranque de un sendero que asciende con fuerza en sus primeros metros. Poco más adelante, suaviza su inclinación e inicia el contorneo de la ladera en paralelo al trazado de la autovía, que discurre cercana al otro lado del valle del Arakil.

La senda vira hacia el Este adentrándose en la barranca. Llegamos así a un pequeño collado. Algunos hitos de piedra nos confirman el rumbo. Los horizontes se despejan ocasionalmente permitiéndonos contemplar una curiosa panorámica de las carreteras que cruzan el valle hacia el paso de Dos Hermanas.

Nuestro itinerario asciende bajo el hayedo. Llegamos así a cruzar una alambra por un paso habilitado para ello. Poco más adelante, el bosque se abre en un amplio raso. Iniciamos un corto descenso hasta un marcado collado. Aquí debemos prestar atención: el antiguo sendero deriva hacia la izquierda, pero nuestra propuesta es reservarlo para el regreso. La alternativa es acometer en directo la pendiente por una senda apenas perceptible. De nuevo en la frontera del bosque se nos cruza una alambrada, que podremos salvar por un punto en el que los alambres han sido separados.

Frente a nosotros se presenta una fuerte pendiente sin camino que nos guíe. Iremos ganando altura, primero bajo el hayedo y más tarde por terreno despejado. Nos escoramos hacia la derecha hasta confluir con la arista. La cumbre está ya cercana.

La ermita de Trinidad

Un mojón geodésico y una vieja cruz nos marcan el punto más elevado de Erga (1.094 m). El paisaje que dominamos es digno de la situación individualizada de esta montaña. Hacia el Norte se extienden los bosques de los valles de Imoz y Larraun; al Oeste, los pastizales de Gulina y Atez; al Sur, el Arakil avanzando hacia el paso de Ostia, y al Este la amplitud de Sakana.

Descendemos hacia el Sureste por un camino amplio hasta llegar al promontorio en el que se asienta la ermita de Trinidad. Se estima que el templo actual data del siglo XVII, aunque es muy probable que fuera construido sobre los cimientos de uno más antiguo. El amplio recinto está compuesto por un refugio abierto y la austera ermita, que tiene planta rectangular y tejado a dos vertientes.

Iniciamos el retorno. Vamos a descender inicialmente por la amplia pista que sube desde Aginaga. Cuando alcancemos un amplio y despejado rellano, abandonamos la pista y viramos rotundamente hacia la izquierda internándonos en el bosque. Tras unos minutos de ladear la montaña, regresaremos al collado en el que hemos iniciado la última subida. A partir de aquí el regreso a Latasa lo haremos repitiendo la ruta del ascenso.

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