Los hermanos Farrelly parecen haber dejado atrás sus comedias más gamberras y políticamente incorrectas, a medida que les van llegando trabajos de encargo a los que intentan dar su sello personal. Esta vez les han pedido un remake de la comedia setentera de Elaine May «El rompecorazones», originalmente protagonizada por Charles Grodin y Cybill Sheperd.

De nuevo se trata de una labor de actualización, porque aquella película había sido escrita por Neil Simon, que entonces era el comediógrafo de moda. El guión de los Farrelly está pensado para el lucimiento cómico de Ben Stiller, con quien colaboraron en su gran éxito «Algo pasa con Mary». El actor se ha implicado hasta el punto de que el rol paterno corre a cargo de Jerry Stiller, su padre en la vida real. Stiller hijo traslada a la mentalidad contemporánea la anécdota del recién casado que en la misma luna de miel comprende su error, cuando conoce a otra chica que sí responde al sentimiento del verdadero amor.

Su caricatura es la del solterón que se siente presionado por el entorno, pues hoy en día está mal visto no tener una pareja estable en la treintena, y más aún según se va acercando el momento de cumplir los fatídicos cuarenta años de edad. En un periodo de debilidad, sumido en una crisis personal al ver como un antiguo ligue ha contraído matrimonio, termina por hacer caso a cuantos le recomiendan sentar la cabeza. De repente le entran las prisas y se precipita en su decisión, comprometiéndose con una joven atractiva a primera vista pero a la que no conoce a fondo. No tardará en comprobar durante el viaje de novios que la convivencia con ella es imposible, al tiempo que se enamora de la monitora de gimnasia del hotel.