Millones de personas se lanzaron ayer a la carretera en Indonesia para regresar a sus lugares de origen y celebrar hoy junto a sus familiares el fin del Ramadán. Se prevén grandes atascos, en un país con infraestructuras ya de por sí insuficientes. Las estaciones de autobuses y puertos estaban abarrotados. Pese a pasar medio día esperando en la ventanilla de la estación ferroviaria de Gambir, en el centro de Yakarta, Oji no pudo comprar ningún billete para ir a la región de Cirebón, en el centro de la isla de Java. Indonesia es el país musulmán más grande del mundo. Cerca del 90% de sus 232 millones de habitantes profesan esta religión.

Durante las últimas semanas, la Administración ha trabajado a marchas forzadas para arreglar las vías y reforzar la flota de autobuses, trenes y transbordadores. El Gobierno espera que se desplacen más de quince millones de personas. Tan sólo en Yakarta, seis millones de personas saldrán de la ciudad.

Aunque algunos celebran esta festividad en los principales destinos turísticos, la mayoría cumple con la tradición y visita a sus seres queridos y les pide perdón por los errores que puedan haber cometido durante este año. «Mudik es una tradición anual inseparable de la vida de las comunidades indonesias. Quienes se van de casa buscando fortuna en las ciudades, regresan a casa para visitar las tumbas de sus ancestros y rezar a sus espíritus», explica Choirul Mahfud, experto en filosofía islámica, al periódico «The Jakarta Post». Subraya que este periodo de diez días de descanso sirve para revitalizar las relaciones familiares ya que, si bien los preceptos del islam no obligan a volver a casa tras el Ramadán, sí animan a las familias a juntarse, a quererse y a perdonarse los unos a los otros.

Hoy tendrá lugar la celebración más importante, el Idul Fitri. Tras la puesta de sol, se dará por finalizado el mes de ayuno y la gente saldrá a la calle a festejarlo compartiendo comidas tradicionales y regalos.