Maite SOROA
Las críticas de los de Vocento
El editorialista de «El Correo Español» y «El Diario Vasco» se mostraba ayer confuso por las reacciones habidas al atentado de Bilbo. Así destacaba que «la unánime repulsa que ha provocado el atentado de ETA contra Gabriel Ginés no ha logrado sobreponerse a las disonancias en los discursos de las fuerzas democráticas». Mal está, pues, la cosa.
Según el escribiente «la crudeza con que los terroristas certificaron en Bilbao su disposición a volver a matar constituye una amenaza de tal nitidez para la sociedad y la democracia que exigía, a partir del mismo momento en que estalló la bomba lapa, una respuesta institucional tan rotunda y cohesionada que ayudara a mitigar el desconcierto, la desolación y el miedo generados. El silencio que optó por guardar la cúpula del Gobierno no sólo resulta ya del todo contraproducente ante la gravedad de la escalada violenta anunciada por la propia izquierda abertzale. También diluye el efecto de las palabras con las que el presidente Rodríguez Zapatero trató de tranquilizar ayer a la ciudadanía, al asegurar que el Estado se encuen- tra muy fuerte y muy preparado para este combate». O sea, que una reacción birriosa es lo que ha habido.
Y más aún cuando asegura el amanuense que «esa convicción requiere de un discurso coherente y riguroso, que permita visualizar un liderazgo firme para enfrentarse a los atentados etarras y al continuado matonismo de la ilegalizada Batasuna. Un objetivo que se ve perjudicado por declaraciones tan desacertadas como las del ministro de Justicia, asegurando que se instará la ilegalización de ANV `cuando la jugada lo aconseje, se den las condiciones o existan pruebas', o por el aparente desistimiento del Ejecutivo a investigar, a través de la Fiscalía, el posible carácter delictivo de las advertencias realizadas por Pernando Barrena. La sociedad, pero, en especial, los amenazados, precisan de la cobertura de un discurso ético unitario que concierne no sólo a la solidez del Gobierno, sino que ha de conllevar la renuncia del PP a modular su discurso en función de las perspectivas electorales y el abandono por parte del Gobierno vasco de las apelaciones baldías a la responsabilidad de la izquierda abertzale». O sea, que han estado flojitos.