Atribuyen a ETA el robo de 2.000 litros de una sustancia, al parecer, muy peligrosa y ayer «El Correo Español», «El Diario Vasco» y «El Mundo» le dedicaban inquietantes editoriales al tema.

Según los de Vocento, «ETA pretende matar, pero también escenificar que puede hacerlo con golpes como el de ayer, que obligan a extremar la colaboración de las fuerzas de seguridad españolas y francesas. El efecto intimidador del asalto se vio apuntalado, en paralelo, con la sucesión de actos de kale borroka perpetrados en las calles de Euskadi, en coincidencia con la jornada de movilización de LAB en protesta por el encarcelamiento de los dirigentes de Batasuna. El resultado de la convocatoria constituye una demostración más de la supeditación del discurso y la actuación de la izquierda abertzale al dictado de la violencia». Mezclar churras con merinas se le llama a eso.

Y ahora el editorialista aporta su particular fórmula: «La presión que vuelven a ejercer ETA y quienes están dispuestos a secundar su coacción requiere no sólo de la respuesta terminante del Estado de Derecho, sino de una acción combinada de las instituciones y las fuerzas democráticas que permita el rearme cívico de la ciudadanía ante el retorno del terror en sus distintas expresiones».

De lo que se trata, ya lo verán, es de no pensar en solucionar nada: «la responsabilidad de los partidos (...) no incentivar, con la representación pública de sus diferencias, las fatales consecuencias del terror y para evitar cualquier gesto de disposición al diálogo comprensivo con quienes siguen callando, o justificando, la violencia contra sus oponentes políticos».

El editorialista de «El Mundo» es mucho más explícito y sentencia que «Sólo hay un camino, que no es otro que el de la unidad de los demócratas y la aplicación del Pacto por las Libertades, a fin de asfixiar al entramado civil y político del terror (...). Para ello, el Gobierno debe dejar claro a sus aliados que su única voluntad es derrotar a ETA. Un gesto inequívoco sería la retirada de la resolución del Congreso con la que Zapatero se procuró luz verde para iniciar su proceso de paz». Ya ven de lo que se trata.