El presidente de Rusia, Vladimir Putin, advirtió ayer nuevamente a Estados Unidos de que a menos que desista de la instalación de un sistema de defensa antimisiles en Europa central, estos planes perjudicarán seriamente las relaciones entre Washington y Moscú.

Así lo destacó Putin dirigiéndose a la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, y al responsable de Defensa estadounidense, Robert Gates, quienes se encuentran en Moscú para discutir las intenciones de la Administración Bush de colocar un radar y una base de misiles en Polonia y Chequia. «Claro que en el futuro podremos decidir que debe ser instalado un sistema defensivo antimisiles en alguna parte de la Luna», señaló Putin. «Pero antes de alcanzar acuerdos de este tipo, perderemos la oportunidad de fijar acuerdos concretos entre nosotros», ironizó el presidente ruso.

Rice y Gates, mientras tanto, retomaron el tono serio del discurso. La primera afirmó que tratarán de «encontrar vías para cooperar, ya que aunque tenemos nuestras diferencias, tenemos un gran acuerdo en común que nos une contra las amenazas de terrorismo y de proliferación de armamento y que son mucho mayores que los asuntos que nos dividen».

Tras hacer esperar durante cuarenta minutos a Rice y Gates, Putin abrió la sesión con un largo monólogo en el que también advirtió de que Rusia podría sentirse obligada a abandonar sus obligaciones para con el tratado de misiles de 1987 con EEUU si éste no amplía la obligatoriedad a otros países armados con misiles. En este sentido, consideró que el tratado «debe ser de naturaleza universal y que se debe convencer a otros países para que asuman el mismo nivel de obligaciones que asumen Rusia y EEUU».

«Si no somos capaces de lograr un objetivo tal, será difícil para nosotros permanecer en el marco del tratado, en una situación en la que otros países desarrollan sistemas armamentísticos similares, algunos de esos países situados en nuestra proximidad», insistió Putin.

EEUU anunció que dentro de seis meses se celebrará una nuevo reunión con Rusia.