Las calles de París acogerán hoy una movilización de los trabajadores que sufren problemas graves de salud a consecuencia de haberse visto expuestos al «mineral asesino». Las previsiones médicas más optimistas advierten de que en los próximos veinte años medio millón de trabajadores europeos morirán por el amianto, de ellos entre ocho y diez mil serán trabajadores vascos. Pese a contar con esa previsión, la protección efectiva de los trabajadores por las administraciones varía notablemente en los distintos territorios de la Unión Europea. En lo que afecta a los vascos, a aquellos trabajadores que residen en el norte de nuestro país les ampara una legislación que reconoce los derechos de indemnización a víctimas y familiares, si bien el gobierno de Sarkozy quiere limitar los derechos adquiridos por los afectados, de ahí la manifestación de hoy en París. Mientras, las cosas cambian en el sur vasco, ya que ni el Instituto Navarro de Salud ni Osalan han dado pasos en el estudio, detección de riesgos y control de afectados, lo que deja a las víctimas solas ante los tribunales en la tarea, larga y costosa, de demostrar que el amianto ha minado su vida.