Pese a no marcar, los rojiblancos estuvieron bastante más entonados en la segunda parte
Dos rostros diferentes de una moneda acuñada por el crónico desacierto
Aunque no pudieron disfrutar de la salsa del fútbol, que son los goles, los aficionados rojiblancos sí que se entretuvieron con las diversas ocasiones que generó su equipo en una segunda parte para la esperanza
GARA | BILBO
Sólo le faltaron los goles al amistoso entre Athletic y Milan para que el encuentro hubiera sido del todo completo para regusto de la afición. La buena actuación de los porteros y la falta de puntería fueron determinantes en el hecho de que el electrónico no pudiera estrenarse en la noche de ayer.
Los de Caparrós disputaron, además, dos partes bien diferenciadas. Pese al carrusel de variaciones que se materializó tras el descanso, los rojiblancos tuvieron mucha más fluidez en la reanudación, seguramente porque los italianos sí que acusaron los cambios y porque los locales se sintieron más cómodos con un sistema al que están más acostumbrados.
Y es que el envite sirvió para que el técnico de Utrera ensayara un nuevo dibujo en los primeros cuarenta y cinco minutos. Tres centrales, dos laterales con proyección, un único pivote, dos carrileros y dos delanteros fue la probatura que puso en marcha Caparrós, aunque no dio el fruto apetecido.
A las dificultades para salir con el balón y la ineficacia a la hora de crear juego se le sumaron la mejor colocación del rival, con un Brocchi dueño de la medular, amén del emergente Pato y un Gilardino que no estuvo resolutivo. Ante ello, el Athletic sólo supo contraponer sendas ocasiones aisladas de Etxebe al comienzo del choque y de Aduriz cuando se estaba a punto de enfilar los vestuarios.
Diferente imagen
La imagen varió por completo tras el descanso. Con nuevos cromos dispuestos a demostrarle a Caparrós que tienen un sitio en el once titular, los vizcainos carburaron gracias al mejor manejo de balón de David López y las entradas por banda de Cuéllar y Garmendia.
Conforme avanzaban los minutos, los locales fueron encerrando al heptacampeón europeo en su parcela y sólo el aplomo de Fiori -sustituto de Kalac en el 57- para interceptar los envenenados lanzamientos del ex rojillo -una falta suya se fue al larguero- y la lentitud de Llorente evitaron que el Milan viera perforada su portería. A destacar también el desparpajo de un Aitor Ramos que disputó los últimos veinte minutos y dispuso de dos ocasiones.
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Del primer tiempo sólo se salvaron dos pinceladas de Etxeberria y Aduriz. El resto de los minutos el Athletic no dispuso del balón y el dominio correspondió de manera clara a los italianos.
Los cambios, que afectaron de manera diferente a ambas escuadras, propiciaron que los locales hilvanaran más jugadas de peligro. David López se erigió en el motor del ataque rojiblanco.
Tras sufrir un choque con un adversario en el minuto 20, Koikili Lertxundi tuvo que ser retirado debido a una fuerte brecha en su ceja izquierda. Al de Otxandio se le aplicaron ocho grapas en dicho lugar y hoy se le volverá a explorar, aunque no se espera que exista ningún contratiempo para que pueda entrenarse con el resto del grupo a partir de las 10.30 en Lezama.
El veterano defensa milanista Paolo Maldini recibió de manos de José Angel Iribar una placa conmemorativa «como reconocimiento a su extensa carrera profesional y ejemplo de jugador de cantera». Como curiosidad, el equipo rossonero fue dirigido por su segundo entrenador, Mauro Tassotti, ya que Carlo Ancelotti se encontraba convaleciente de una reciente operación.
Mientras David López demostró que en sus botas hay mucho fútbol que debe aprovechar el Athletic, Fernando Llorente volvió a ser la cruz de la moneda. El delantero dispuso de una oportunidad clarísima en el 67, pero echó por tierra su buen desmarque con la parsimonia con la que encaró el marco contrario, lo que provocó que perdiera la pelota.
Así, mientras el centrocampista gozó de los aplausos de la grada en alguna de las intervenciones en las que fue protagonista, el ariete tuvo que padecer los silbidos de los aficionados en la mencionada jugada y con posterioridad.
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