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Maite SOROA

Versiones veredes

Hay versiones para todos los gustos, y ayer Pilar Cernuda en «El Día», «Europa Sur», «Diario de Cádiz» y «Diario de Sevilla» aportaba la suya: «Ibarretxe quiere plantearle a Zapatero en su entrevista que asuma los acuerdos de Loyola antes de que esos acuerdos saltaran por el aire cuando Batasuna quiso ir más allá de lo que se había logrado. (...) lo que se decidió echa por tierra los argumentos de quienes explican que ETA rompió la tregua porque el Gobierno mantuvo una postura de absoluta intransigencia (...)». Eso suena a nuevo.

Decía Cernuda, parafraseando a «Deia», que «En Loyola el 31 de octubre se levantaron de la mesa (...) había acuerdo sobre ese borrador, que recogía entre otras cosas una fórmula en la que se reconocía el derecho del pueblo vasco a decidir sobre su futuro, y la creación de un Organo Institucional Vasco Navarro acorde a la legislación vigente. Hay que recordar que la Constitución se abre a esa posibilidad. La clave está en las atribuciones que se dan a ese órgano. El borrador incluía que las partes firmantes se comprometían a convocar en corto plazo una mesa de negociación política. Política. Lo que significaba que esa mesa analizaría cuestiones relacionadas con el soberanismo y con Navarra (...)». Mira hasta dónde habíamos llegado.

Luego viene su explicación particular: «Una semana más tarde, Batasuna quiso meter mano en el borrador. Se supone que (...) la banda terrorista no se sentía suficientemente satisfecha. Batasuna planteó que ese Organo Institucional Vasco Navarro se ocupase de redactar nuevos estatutos para el País Vasco y Navarra en un plazo máximo de dos años, planteó que tuviera capacidad de vetar las decisiones que tomasen las Cortes Generales respecto a las decisiones que tome la mesa política y también que tuviera atribuciones ejecutivas y capacidad legislativa conjunta. Se negaron PNV y PSE, los dos partidos (...)».

Y, al final, la conclusión. Que parece interesante: «Loyola fue el primer paso de de una negociación política con Batasuna. No salió bien, pero el borrador demuestra que los enviados de Rodríguez Zapatero estaban dispuestos a ir bastante más allá de lo que decían y siguen diciendo los socialistas. La prueba es que Ibarretxe llegará a Moncloa, según sus colaboradores, con una propuesta muy simple: que Zapatero acepte lo que se pactó en Loyola el 31 de octubre. Sólo con eso, el lehendakari que clama por el soberanismo se da por satisfecho».

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