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Bhutto: «Queremos construir un mejor Pakistán y aislar a los extremistas»

Un baño de multitudes esperaba en Karachi a Benazir Bhutto, ex primera ministra y líder del principal partido de la oposición. Entre sus prioridades, según manifestó a su llegada desde Dubai, figura «la construcción de un mejor Pakistán y aislar a los extremistas».

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La ex primera ministra Benazir Bhutto regresó ayer a Pakistán tras ocho años de exilio. Vestida con los colores de la bandera paquistaní -túnica verde, velo y pantalones blancos- fue recibida en Karachi por un baño de multitudes. 250.000 personas la aguardaban en esta megalópolis de 12 millones de habitantes entre extremas medidas se seguridad. Ante la llegada de la líder del Partido Popular de Pakistán (PPP), el Gobierno desplegó en Karachi y sus alrededores 20.000 efectivos de las fuerzas de seguridad, incluidos francotiradores. De ellos, 2.300 estaban especialmente encargados de darle escolta policial. «Es la seguridad que corresponde a una persona que ha sido primera ministra en dos ocasiones», manifestó Tariq Azim, ministro adjunto de Información.

A su llegada a Karachi en un vuelo procedente de Dubai, Bhutto expresó su «alegría» por estar de nuevo en Pakistán. «Soñaba con este día», señaló. En estos ocho años -su segunda temporada en el exilio- ha vivido en Dubai y Londres.

Su regreso se produce en virtud del pacto alcanzado con el presidente Pervez Musharraf para un reparto de poder tras las elecciones del próximo año y después de que el general golpista le concediera una amnistía por los cargos de corrupción que pesaban sobre ella, decisión recurrida en la Corte Suprema.

Sobre las 250.000 personas que salieron a la calle para darle bienvenida, Bhutto subrayó que «representan el Pakistán real; son decentes y trabajadores de las clases medias y obreras que quieren estar en el poder para construir una nación moderada, moderna e igualitaria».

Consideró que su vuelta «anuncia el regreso desde la dictadura a la democracia, desde la expoliación a la recuperación del poder, desde la violencia a la paz». Asimismo, reiteró su deseo de «aislar a los extremistas y construir un mejor Pakistán».

Aseguró que no le «asusta ninguna amenaza, mi padre sacrificó su vida por la gente. No creo que ningún verdadero musulmán quiera atacarme ya que el islam prohíbe atacar a las mujeres y los musulmanes saben que si atacan a una mujer arderán en el infierno».

Musharraf, mientras tanto, pasó toda la mañana recluido en su oficina de Rawalpindi, sin actos oficiales en su agenda.

En manos de la decisión del Tribunal Supremo

En un plazo de «diez o doce días», el Tribunal Supremo paquistaní dará a conocer su decisión sobre la validez de la candidatura de Musharraf, que no renunció a la jefatura del Ejército, tal y como exige la Constitución. Por tanto, hasta que no haya un pronunciamiento del Supremo no podrá jurar su cargo. Este tribunal podría también invalidar la amnistía que el general golpista otorgó a Bhutto, lo que podría conllevar su detención.

Pendientes del dictamen del Supremo, la alianza entre ambos cuenta con el respaldo de Estados Unidos, a quien le interesa mantenerlos a su lado como aliados. Bhutto, «la niña querida» de Washington cuando era primera ministra, se presenta como un escudo contra los islamistas y ha prometido que «erradicará» a los islamistas del país. Estaría además dispuesta a autorizar ataques aéreos estadounidenses sobre las zonas tribales, algo que Musharraf ha rechazado con vehemencia. No obstante, varios medios y fuentes militares aseguran que sí se han producido.

Para el analista y editorialista del «Daily News» Shafqat Mahomood, esta alianza reforzará a los partidos fundamentalistas en el Parlamento que aspiran a tomar el control de esta potencia nuclear. GARA

«Mártires»

Benazir Bhutto cuenta con la protección de una brigada de «5.000 mártires», que han expresado su intención de dar su vida por la ex primera ministra. «Amo a Benazir. Estamos aquí para proteger su vida. Yo me sacrificaré por ella», dijo uno de ellos.

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