Los kurdos rechazan las amenazas y apelan a Ankara a una negociación política
Decenas de miles de kurdos salieron a las calles de Erbil para protestar por el aval del Parlamento turco a una incursión militar en su tierra. El Gobierno de Kurdistán Sur exigió negociaciones directas con Ankara y recordó que la cuestión kurda no tiene solución militar.
GARA |
Prevista inicialmente en Dohuk, cerca de la frontera turco-iraquí -recientemente bombardeada-, la convocatoria fue trasladada a Erbil, ciudad de dos millones de habitantes 350 kilómetros al norte de Bagdad.
La marea humana, que enarbolaba banderas kurdas y portaba lemas contra la alternativa militar y a favor de la diplomacia, acabó con la entrega de una carta a la oficina de la ONU en Kurdistán Sur.
La ira se sumaba a la resignación de muchos manifestantes, que temen que nada detendrá a Turquía. «Los turcos quieren destruir la experiencia (institucional) de Kurdistán Sur», sentenciaba Ahmed Saelim, de 19 años de edad.
«Exigimos que el Gobierno iraquí y la comunidad internacional nos defiendan de la amenaza turca», exhortaba a su lado otro manifestante.
«La mejor solución del problema del PKK es el diálogo directo entre los turcos y el Gobierno kurdo», añadió Karim Ali, estudiante de 21 años.
El Gobierno autónomo -en la práctica independiente- de Kurdistán Sur apeló ayer a través de un comunicado al «diálogo directo con Ankara sobre todas las cuestiones de interés común, entre ellas sobre el PKK», en referencia a la lucha armada que protagoniza la guerrilla por los derechos de los habitantes de Kurdistán Norte, actualmente ocupado por Turquía.
La apelación a cuestiones de interés común remite a la polémica en torno al proyecto kurdo de recuperar Kirkuk -ciudad arabizada por Saddam Hussein- como capital histórica, plan al que Ankara, que históricamente siempre ha tenido interés por anexionarse la zona, se opone tajantemente. También está la cuestión de la gestión de los ingentes recursos petroleros de la región de Kirkuk, que los kurdos reclaman para sí.
Con su apelación al diálogo directo, el Gobierno de Kurdistán Sur sale al paso de los planes del Gobierno de Bagdad de liderar las negociaciones con Ankara. Un Gobierno que, pese a contar con la participación de los kurdos, no oculta su malestar por los planes soberanistas de sus ahora aliados.
Salida política
El Ejecutivo kurdo, con sede en Erbil, criticó implícitamente el compromiso de Bagdad para «eliminar» al PKK, organización que tachó de «terrorista».
Por contra, apostó por un «proceso político» para poner en vías de solución un conflicto armado, el de Ankara con el PKK, que dura ya 28 años, y que «no será resuelto únicamente por medios militares».
Aseveración fundada en la realidad. Y es que el Ejército turco disfrutó en los 90 del siglo pasado de veda -otorgada por Saddam Hussein- para penetrar 24 veces en Kurdistán Sur y lo ha hecho incluso un par de veces en plena ocupación de Irak, además de contar actualmente con bases militares. Y el PKK sigue ahí, en plena ofensiva armada.
Los expertos aseguran que Turquía no tiene prisa por hacer realidad sus amenazas y aseguran que, en todo caso, serían operaciones limitadas y más de orden sicológico que militar.
«Yo no espero una gran incursión sino queñas operaciones pequeñas, con lanzamiento de misiles y ataques áereos», asegura Sedat Laçiner, presidente del Instituto de Investigación Estratégica Internacional (USAK). Entre los objetivos seguros sitúa el Monte Qandil, cuartel general del PKK en Kurdistán Sur.
El general retirado Haldun Solmaztürk asegura que la erradicación del PKK «no es factible» y sólo lo son operaciones de pequeña escala y corta duración. «La zona es muy extensa y dura incluso para las unidades de comandos», añade el general, que participó en dos incursiones en 1995 y 1997. «Semejante objetivo militar requiere grandes tropas durante mucho tiempo, lo que la situación política actual no permite», añade.
El militar coincide en que la amenaza tiene más efecto sicológico que otra cosa, incluida la pérdida del sentimiento de seguridad por parte del PKK. Niega, eso sí, que la llegada del invierno pueda suponer un obstáculo para una incursión.
El Gobierno afirmó que sigue privilegiando la vía diplomática. Estambul acogerá el 2 y 3 de noviembre una reunión de los países vecinos de Irak. Coincidirá con la visita del primer ministro, Erdogan, a Washington. Los analistas, incluso los del Pentágono, aseguran que Ankara no tiene prisa.