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Cumbre de la UE en Lisboa

La UE entierra la Constitución con un tratado de mínimos

El ruido del descorche del champán y las grandilocuentes declaraciones de sus muñidores trataron de acallar el verdadero, y timorato, alcance del nuevo Tratado de la UE aprobado ayer tras las últimas cesiones a Polonia y a Italia. Un texto de mínimos, plagado de cláusulas a las que se pueden agarrar los hoy por hoy sacrosantos estados, que abandona toda referencia a una entidad supraestatal y podrá ser ratificado de tapadillo, sin referendos.

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GARA | LISBOA

Los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea aprobaron a primerísima hora de ayer el nuevo Tratado que reemplazará al difunto proyecto constitucional, rechazado en referéndum en el Estado francés y en Holanda en 2005.

El texto fue aprobado poco antes de la una de la madrugada del viernes tras las últimas concesiones a Polonia y a Italia, los dos países que seguían mostrando importantes reservas a su llegada el jueves a la cumbre de Lisboa.

Varsovia ha obtenido que la llamada Cláusula de Ioaninna se dote aún de mayor peso jurídico. Esta cláusula, que permitirá a los países en minoría congelar una decisión mayoritaria durante cierto tiempo, sólo podrá ser modificada por unanimidad de los Veintisiete, tal y como ha sido recogido en una disposición en el mismo Tratado. Polonia ya arrancó el compromiso de retrasar hasta 2014 la introducción del nuevo sistema de voto.

Por su parte, Italia logró un diputado más en el nuevo Parlamento de la UE que se constituirá tras las elecciones de la primavera de 2009, lo que le equipara a Gran Bretaña y le acerca a los escaños con que contará el Estado francés.

El nuevo Tratado, que será firmado el 13 de diciembre en Lisboa, deberá ser ratificado por los estados miembros, que tienen para ello de plazo hasta finales de 2008.

El texto ha sido redactado expresamente para que pueda ser ratificado sin referendos. Así, pese a mantener importantes innovaciones que figuraban en el fracasado proyecto constitucional, evita todo tipo de términos que podrían dar a la UE la apariencia de un Supraestado.

Sólo Irlanda ha anunciado que convocará una consulta popular sobre el Tratado. En Gran Bretaña, donde los euroescépticos reclaman un referéndum, el nuevo primer ministro, Gordon Brown, les ha dado largas. «Es hora para Europa de pasar a otra cosa y de emplear nuestros esfuerzos en los problemas realmente importantes para los europeos», aseguró Brown.

Los estados que, como el español, aprobaron el Tratado Constitucional en referéndum podrán proceder a una ratificación por traslación automática.

Por de pronto, la gran mayoría de las cancillerías europeas se niegan a que el nuevo texto se bata en las urnas para lograr legitimidad, pese a que las encuestas apuntan en muchos casos a una mayoría de ciudadanos que exige ser consultados sobre la cuestión.

Huir de las cuestiones de fondo

El nuevo Tratado huye del abordaje de las cuestiones de fondo que los estados miembros deberían afrontar para dar viabilidad a un verdadero proyecto europeo: ¿Quieren realmente profundizar en la integración? Y, en ese caso, ¿En qué dirección y con qué fronteras?

«Desde el euro y la ampliación, la UE no tiene un gran proyecto. Independientemente del Tratado, necesita una estrategia clara a la que puedan adherirse los ciudadanos», señala Dominik Hierleman, experto de la fundación Bertelsmann.

«Por el momento, tenemos dos estrategias irreconciliables que continúan enfrentadas; por un lado, la de los británicos, que reducen la UE a una gran zona de libre comercio, y, por otro, la de los partidarios de una mayor integración política», constata.

Lo cierto es que el Tratado aprobado ayer se limitará, si es finalmente aprobado, a adaptar a la UE a la nueva situación tras la llegada de doce nuevos miembros desde 2004. Mucho ruido para tan corto viaje, habida cuenta de que esta cuestión debía haber sido reglada en la cumbre de Niza hace siete años.

El Gobierno francés, con el apoyo de Alemania, ha propuesto una pausa en el debate y la creción de un «grupo de sabios» que reflexionesn sobre el futuro de la Unión. Pero esta solución pone los pelos de punta a quienes temen que reabra la Caja de Pandora tras el parón y la crisis de los últimos años.

Sin olvidar las divergencias en torno a un ingreso de Turquía -¿Y qué pasa con los Balcanes e incluso con países vecinos de la URSS como Ucrania y Bielorrusia?-, gana cuerpo una UE «a la carta», abandonada ya cualquier veleidad supraestatal.

Jean-Dominique Giuliani, presidente de la Fundación Schuman, dibuja un cuadro en el que los únicos avances en las materias más importantes en la Unión llegarán de la mano de acuerdos entre estados.

Comité de sabios

La presidencia portuguesa de turno de la UE anunció que propondrá en diciembre la constitución de un «comité de sabios» que debatan sobre el futuro de la Unión.

El adiós de Javier Solana

El español Javier Solana será sustituido por un nuevo Mister Pesc el mismo día de la entrada en vigor del nuevo Tratado, prevista para el primero de enero de 2009. Será una designación para un período transitorio hasta noviembre, una vez que el nuevo Parlamento (elegido en la primavera) y la nueva Comisión den su visto bueno al candidato propuesto por los Veintisiete.

GARA

Las principales innovaciones del nuevo texto, que entierra la «Constitución»

He aquí las principales innovaciones del nuevo Tratado de la UE aprobado en la cumbre de Lisboa.

NADA DE CONSTITUCIÓN

Mientras el proyecto de Tratado Constitucional reemplazaba todos los tratados existentes por un texto único, el nuevo tratado enmienda los dos tratados fundadores (el de Roma de 1957 sobre la Comunidad Europea y el de Maastricht de 1992), así como los tratados de Amsterdam (1996) y Niza (2000). Todos los términos relacionados con un Estado Federal de la UE, como la Constitución o los símbolos (bandera, himno, divisa), son eliminados.

DERECHOS

El texto no recoge en su totalidad la Carta de Derechos Fundamentales de Estrasburgo, adoptada en Niza, aunque sí asume 54 de sus artículos más significativos. El tratado anuncia su proclamación oficial el 12 de diciembre y les otorga una fuerza jurídica que no tenían hasta la fecha. Eso sí, sólo se aplicará a los estados miembros «en la medida en que asuman el derecho de la Unión». Gran Bretaña y Polonia han arrancado una derogación en su aplicación.

INSTITUCIONES

En lugar de una presidencia de turno semestral, un presidente del Consejo Europeo será elegido por sus pares para un mandato de dos años y medio. Pero la rotación persistirá para la Presidencia del Consejo de Ministros. El nuevo presidente preparará las cumbres y representará a la UE en la escena internacional sin hacer sombra a los poderes reforzados del Alto Representante de la UE para la Política Extranjera y de Seguridad (Mister Pesc), que se convertirá en vicepresidente de la Comisión de Bruselas.

La Comisión de Bruselas contará a partir de 2014 con un número de comisarios igual a dos tercios de los estados miembros -actualmente cada país tiene un comisario-.

El Parlamento de la UE amplía su poder de codecisión legislativa con los estados miembros sobre cuestiones sensibles de justicia, seguridad e inmigración. Los parlamentos estatales podrán pedir a la Comisión el reenvío de una proposición que juzguen afecte a sus competencias.

TOMA DE DECISIONES

El campo de decisiones por mayoría cualificada se amplía a una cuarentena de nuevos dominios, principalmente en materia judicial y policial. Británicos e irlandeses han logrado quedar exentos de la aplicación de decisiones en estos dominios, aunque no podrán frenar el resto. La unanimidad sigue siendo la regla en política extterior, fiscalidad, política social y revisión de tratados.

NUESTRO SISTEMA DE VOTO

La mayoría cualificada se establece en el apoyo del 55% de estados que representen al 65% de la población de la Unión. Pero la aplicación de este sistema se retrasa hasta 2014, e incluso a 2017 tras un complejo compromiso con Polonia.

NUEVAS POLÍTICAS

El Tratado introduce nuevos objetivos como una política común de energía y la lucha contra el calentamiento climático. Reconoce en teoría la importancia de los servicios públicos e introduce una «cláusula social» a tener en cuenta en cada política de la Unión Europea.

La «competencia no falseada», término que creó una gran polémica en el Estado francés durante el referéndum que acabó en rechazo al Tratado Constitucional, no es ya un objetivo sino un medio necesario para el buen funcionamiento del mercado interior.

CLÁUSULA DE SALIDA

El Tratado introduce la posibilidad de un país de abandonar la UE bajo unas condiciones a negociar por los socios.

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