Floren Aoiz Escritor
¿Incontinencia o cálculo?
Hay agentes políticos que logran encubrir sus desvaríos haciéndolos parecer el culmen del maquiavelismo. Hubo un tiempo en el que resultaba difícil saber qué había de esto en el PNV, y ahora he tenido la misma sensación ante las palabras del ministro español de Justicia. Su reconocimiento de que más tarde o más temprano habrá que encarar una solución política ha causado sorpresa y ha servido al PP para revitalizar su cruzada contra el Gobierno de Zapatero. Bermejo ha intentado reinterpretar sus palabras, y otros dirigentes del PSOE han querido aclarar el entuerto con nuevos mensajes guerreros. Pero si bien ha quedado muy clara cuál es la posición oficial del Gobierno español, sigo sin entender a qué venía este mensaje por parte de uno de los ministerios más directamente implicados en la escalada represora desatada en los últimos tiempos.
A veces en política la explicación más simple es la que vale, y quizás este señor haya sido víctima de su incontinencia. Pero también podría ser que su numerito refleje la debilidad de la imagen de un gobierno fuerte. Ahora toca vender intransigencia, pero de estas palabras se puede deducir que ni en el entorno más cercano a Zapatero se espera que la ofensiva policial sirva para eludir la solución política. No es de extrañar que muchos hayan considerado que este ministro ha sido extraordinariamente inoportuno.
Ahora bien, ¿importa mucho esto? Es bueno tomar nota de lo ocurrido, del reconocimiento de que no hay otra salida que la política, del nerviosismo que esto ha creado en el PSOE y de la evidencia de que hay mucha gente que piensa lo mismo. Pero lo que ahora mismo cuenta es que más allá de solos afortunados o desafortunados, la orquesta del Gobierno español interpreta la partitura de la represión y se muestra decidido a negar al pueblo vasco la libertad de decidir su futuro.
No creo que sea inteligente crear falsas expectativas. La sintonía de Zapatero con UPN y su calculada polémica con el PNV demuestran que dice no a una solución política, aunque hasta uno de sus ministros reconozca que así no van a ninguna parte.