La llegada al Gobierno de Noruega, por primera vez en el país, de una mujer de origen francés ha suscitado la polémica en el país escandinavo, ya que el sector más populista del principal partido de la oposición, el derechista Partido del Progreso, considera preocupante que se confíe un Ministerio a una persona «leal a una potencia extranjera».

El nombramiento de Manuela Ramin-Osmundsen, nativa de Martinica y que vive en Noruega desde 1991, como ministra de la Infancia y de la Paridad ha provocado un importante debate en un país en el que nunca antes una persona de color o de origen extranjero había ocupado un cargo similar.

El primer ministro, el laborista Jens Stoltenberg, dijo sentirse orgulloso de este nombramiento.