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«Los cambios sólo se darán desde nuestra capacidad para condicionar la actual tendencia»

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AINHOA ETXAIDE
secretaria general adjunta de LAB

La sindicalista aborda las cuestiones que la central abertzale sitúa como principales referencias ante el nuevo curso: el cambio político, por un lado, y el cambio del modelo económico y social que impulsan las diferentes administraciones, tanto desde París y Madrid como desde Iruñea y Gasteiz.

J.M. URIBARRI |

La Asamblea Nacional de LAB ha marcado una intensa semana para el sindicato abertzale. Ainhoa Etxaide, además de los dos grandes ejes sobre los que girará la actuación del sindicato, habla de desarrollar un sindicalismo «más eficaz», más cercano a los problemas reales de los trabajadores y de activar todo su potencial para recuperar la capacidad de incidir en el poder.

El 4 de octubre la redada de la Policía española contra la izquierda abertzale impidió a LAB presentar ese día sus objetivos ante el nuevo curso. ¿Cuáles son esos ejes principales?

Entendiendo a LAB como sujeto de cambio político y social vamos a trabajar los dos grandes puntos que hasta ahora han venido siendo las referencias del sindicato. El cambio político, que en Euskal Herria ya se está dando, aunque los términos de ese cambio están en juego y, por tanto, ese será uno de los ejes de actuación. La reivindicación de establecer de una vez por todas un marco democrático para Euskal Herria será la línea a desarrollar y donde vamos a situar nuestra aportación. Trabajaremos y pondremos la fuerza que tiene LAB en la construcción de ese marco democrático y, desde luego, pondremos la misma fuerza ante cualquier intento de abortarlo. Entendemos que reconocer el derecho a decidir de este pueblo es darle a la clase trabajadora el protagonismo que se merece, necesita y debe tener en la toma de decisiones que son imprescindibles para su futuro. Esta sería una primera gran referencia. La segunda será trabajar por un cambio de modelo económico y social, por cambiar la tendencia neoliberal de las políticas que se desarrollan tanto en Gasteiz e Iruñea y como en Madrid y París.

¿Cuáles son las principales conclusiones de la asamblea nacional celebrada el jueves?

Estamos en un contexto político complicado, con evidentes dificultades para abordar un cambio político de fondo, pero que LAB entiende que no debe ser abordado desde la resignación. Las dificultades son ciertas, pero LAB entiende que también se abren grandes oportuni- dades para avanzar por ese cambio. Esa es la primera conclusión: crecernos y reafirmarnos en nuestras reivindicaciones. La segunda es que para abordar un proceso de cambio social se necesitan marcar unas prioridades claras para la intervención sindical y, para ello, se necesita un sindicalismo mucho más eficaz, que supere la media reivindicación, y capaz de construir alternativas que activen la fuerza real de los trabajadores.

¿Qué tipo de actuaciones contempla para desarrollar un sindicalismo más eficaz?

El análisis que hacemos es que la inmensa concentración de capital que se está dando causa una concentración de poder total. Por tanto, la clase trabajadora, cada vez más precarizada, está más debilitada y alejada de la capacidad de incidir en el poder. Entendemos que sindicalismo más eficaz es el que, acercándose e integrándose más en los problemas reales de la clase trabajadora de verdad, consiga empezar a darle la vuelta a la situación, un sindicalismo de clase que sitúe a la clase trabajadora como sujeto del cambio y no en el propio sindicalismo.

¿Cómo son las relaciones con el resto de sindicatos?

En estos momentos la división sindical es total. No hay espacios de colaboración, pero creo que cada vez es más evidente la necesidad de esa colaboración. Salvo en temas puntuales, ahora no hay colaboración. A nuestro entender es una situación a superar si de verdad estamos hablando de acumular fuerzas y de hacer un sindicalismo de verdad ofensivo y capaz de condicionar las actuales políticas.

¿Es posible recuperar la unidad de acción con ELA?

Es posible en la medida en que se establezcan unas bases sólidas para articular una unidad de acción. Lo cierto y lo real es que las posiciones de ELA y LAB se parecen en muchos temas, pero la colaboración no cuaja porque esas bases no las hemos desarrollado. No vamos a cerrar nunca la puerta a esa posibilidad, es más, será siempre una referencia a trabajar.

La unidad de acción entre empresarios y administraciones es ejemplar. ¿La unidad de acción sindical es una quimera o parte del lenguaje sindical?

No es una quimera, ha sido una realidad y, además, eficaz. Ahora es cierto que por determinadas razones hemos pasado de una unidad de acción a una división total. No creo que sea una quimera, pero sí es un tema pendiente porque la alianza estratégica entre administración y patronal está teniendo unas consecuencias que los sindicatos deberemos abordar, anteponiendo los intereses de la clase trabajadora a nuestros propios intereses. Tiene sus dificultades y no podemos obviar que aquí cada sindicato tiene una trayectoria, una historia y un modelo, y no es casualidad.

El proceso de precarización coincide con un ciclo de altos beneficios empresariales, la caída de los costes laborales y el empobrecimiento de la clase trabajadora. ¿Cómo se explica?

Ese crecimiento precisamente se basa en un proceso de precarización de la clase trabajadora. Vemos que el crecimiento económico es simplemente el de los beneficios empresariales, producir más beneficios con el menor coste posible, y como los derechos laborales son un obstáculo para avanzar en esa estrategia empresarial, se destruyen y punto.

¿Qué opina de la política fiscal?

Es el ejemplo más claro de la unidad de acción entre administración y la patronal. Además de las posibilidades que ofrece a los empresarios el modelo económico, las administraciones renuncian a obtener algo de ahí, por tanto, los empresarios se benefician de lo que se hace y de lo que se deja de hacer.

¿Qué pretende LAB presentándose como acusación en el presunto fraude de Irun?

No creemos que se trate de un caso de fraude familiar. Pensamos que deja claro que la política fiscal, además de beneficiar a los empresarios, da pie a que se creen semejantes entramados fraudulentos, que se materializa en un robo a gran escala a la sociedad. La política fiscal no solo se tiene que abordar desde el cambio de criterios y, de una vez, recuperar su carácter de instrumento para redistribuir la riqueza, sino que hay que abordar un cambio de política fiscal porque este modelo da pie al fraude y a la corrupción.

El pasado miércoles se celebró el «Día internacional contra la pobreza». Hoy en día la imagen del «pobre» ha cambiado, incluso hay miles de personas que trabajan y son «pobres».

Es cierto que la sociedad está cambiando, pero a peor, al desarrollarse las políticas neoliberales. Estar integrado en el mercado no garantiza salir de la exclusión social. Hasta ahora la imagen de la exclusión era la de la falta de empleo y hemos situado la creación de empleo como tótem. La simple reivindicación de creación de empleo no responde a la realidad existente.

Las altas cifras de trabajadores muertos se repiten año tras año en medio del silencio administrativo y social. ¿Por qué los 129 trabajadores muertos de 2006 o los 97 que se llevan esta año no crean «alarma social»?

Alarma social sí que provocan, lo que no provocan es una respuesta social acorde con esta tragedia. El problema no son sólo los instrumentos con que cuenta el capital para abordar sus políticas sin problemas, lo que vemos es que hay una ideología imperante que hace que todo eso sea asumible como realidad inamovible, como una tragedia que nos ha tocado vivir en la que no somos capaces de situar adecuadamente responsabilidades. La siniestralidad laboral, en este país en el que tanto se habla de violencia, es un tema olvidado. ¡Qué más violento que arriesgar tu vida cada vez que vas a tu puesto de trabajo!

Que opina de la creciente influencia de las multinacionales, que incluso determinan las reglas. Ejemplos sobran, Sysmo, Michelin, Mercedes...

Evidencia una nula planificación en cuanto a modelo industrial. Se ha descartado totalmente un sector público indus- trial que cree un tejido industrial en condiciones. Ese papel se ha dejado en manos de las multinacionales y, como no puede ser de otra forma, en sus esquemas los trabajadores somos una variable más, pero no la determinante. Muestra con claridad el modelo económico de este país y qué es lo que no hacen las instituciones. Los políticos de este país son amigos de sacarse fotos con los empresarios, pero nos falta verles cuando los trabajadores de Sysmo están en la calle o cuando Michelin amenaza con reestructurar la plantilla y destruir más de 500 puestos.

¿Qué opina del «acuerdo intersectorial» firmado en Nafarroa y que margina a ELA y LAB?

En Nafarroa, una vez más, vemos cuál es el modelo impulsado por UPN, CEN, CCOO y UGT de relaciones laborales que hay para Nafarroa, de total exclusión de un sector de trabajadores. En Nafarroa, una alternativa sindical abertzale molesta a algunos sectores, por lo que se impulsa una política de exclusión para mantener su hegemonía. En cuanto al contexto sindical, también nos parece preo- cupante la situación del sindicalismo abertzale. Decimos que en Nafarroa es excluido, pero no podemos obviar que la política de Lakua es no excluirnos pero sí neutralizarlos. En Nafarroa hay una mayoría sindical de acompañamiento a las políticas del Gobierno, pero en Vascongadas se está dando a una minoría el papel de mayoría.

 

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